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tenía que dejar de ir a Misa hasta que estuviese curado. "No tuve mejoría con !ns medicinas que me recetó. Y la cosa quedó así. Lo cierto es que con el pretexto de encontrarme enfermo, lo dejé to– do". Pasó entonces por una mala racha, muy fas– tidiosa, que duró cerca de dos años (1918 y 1919). ¿Qué fue exactamente aquello, "el engaño del enemigo: que luego, durante mucho tiempo, tan amargamente lo lloró? Para un niño que ha– bía sentido el impulso de abrazar la Cruz cual– quier lígereza, cu alquier desviación del arduo camino, valorada luego desde los altos criterios de su espíritu, era algo muy serio y lamentable. Felizmente la cosa se zanjó con una confe– sión sincera en el Año Nuevo de 1920. El cuadro de las..Llagas de-San Franciscp A finales de 1919 -José Antonio contaba 12 años- la familia tuvo que trasladarse al vecino pueblo de Cizúrquil: las circunstancias de la vi– da, que seguramente sería la penuria. Allí va el humilde matrimonio de Bartolomé e lgnacia con sus hijos*. A principios del año siguiente - sería en ene– ro o febrero- el muchacho estaba en casa de * El P. Bernabé fue el mayor de siete hermanos, según este orden: José Antonio (P. Bemabé); Manuela, religiosa Asuncionista; María, casada; Francisco, q ue murió a los 26 años; Epifanía. fallecida a los 60 años; Ramona, religiosa mercedaria de la Caridad. que murió un año antes que el P. Bemabé; y Gregorio. 13

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