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rriente cuando tiene la sencillez de hacernos es– ta confidencia: Algunos de mis primeros recuerdos de la niñez, grabados en mi memoria. son que la cruz empezó a llamarme la atención. Recuer– do que en algunas ocasiones, haciendo una cruz de palo, solía pasearme con ella. No sabemos cuántos años tenía entonces este niño precoz para las cosas del Espíritu; era, en todo caso, antes de iniciar el Seminario Seráfico. El sayal franciscano Por aquellos años -sería antes o después de la Comunión solemne- un hijo del pue– blo, franciscano, celebró su Primera Misa en la iglesia parroquial Me llamó la atención su figura: el sayal franciscano, el cordón, el rosa– rio colgando, las sandalias... Creo que fue la semilla de mi futura vocación. Tanto que pro– curaba imitar su porte en ocasiones. Los franciscanos son muy conocidos en todo el País Vasco y principalmente en Guipúzcoa, d e la que es Patrona la Virgen d e Aránzazu, custo– diada por los franciscanos, allí en unas mon– tañas llenas d e hermosura. El fervor de ser franciscano, que latía en las fibras del alma, se pasó pronto por una mala ra– cha. El muchacho cayó enfermo con un males– tar de estómago. Se llamó al médico, y dijo el doctor, al darle los medicamentos, que el chico 12
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