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Soledad en la noche Fue entonces cuando ocurrió lo que vamos a narrar, continuando el hilo de la misma carta. En la Curia Viceprovincial recibí una no– ticia dolorosa. Habían determinado en la defi– nición sacarme definitivamente de la parro– quia de San Miguel para entregarme a la Arquidiócesis de Quilo. Al que me comunicó la noticia, que fue el P. (XX), le dije sin más: "Me pueden sacar de San Miguel pero no sé si seré capaz de soportar la prueba... : y le ex– puse las razones. Me aconsejó que dirigiera una carta a la definición. Así lo hice, haciendo ver a los de– finülores que el abandonar la Pa"oquia de San Miguel en las circunstancias presentes era entregar a las fauces del lobo, y las conse– cuencias serían desastrosas. Quiso el Señor que interviniera el Doctor que me atiende: Y fue por su cuenta, sin que un servidor nada le hubiera manifestado. En resumidas cuentas les dijo el Doctor a los Su– periores que me hacían un daño en sacarme de la parroquia y hasta me podían inutilizar. Más bien me dieran un ayudante para conti– nuar en el mismo lugar ( 17 /XI1J 1985). Consideradas las circunstancias los superio– res decidieron que el P. Bemabé continuara. So– lución temporal... mientras no viniera ayuda o suplencia. Es patente que el anciano P. Bemabé, con la salud deshecha, no puede estar al frente de tal feligresía. 152
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