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etapa fmal de su vida fue en septiembre de 1985. Escribe así a un religioso confidente: Durante los meses de julio y agosto andu– ve recorriendo los lugares más distantes de la parroquia central, haciendo pequeñas misio– nes, como de costumbre. A principios del mes de septiembre me senti con cierto malestar y decaimiento, pero no le di mayor importancia; de modo que pu– dimos celebrar el 8 de septiembre el Bimile– nario del Nacimiento de la Sma. Virgen María con bastante concurrencia de los fieles. Más tarde comenzaron a hinchárseme las piernas. Enterados en Quito de lo que me sucedía, me obligaron a presentanne en la Clínica, en donde me atiende el Doctor que conoce la en– fermedad de mis riñones. Estuve una semana y me recuperé, a pesar de que había entrado con la presión alta y con los riñones estro– peados. Era la víspera de la festividad de San Miguel Arcángel, Patrono de la población. Fue una providencia que me pudo suplir durante la Novena el P. José Antonio Recalde. Durante el mes de octubre anduve con al– ternativas; se me subía y bajaba la presión con cierta facilidad Fue el motivo que se equivocaron en la farmacia en una de las me– dicinas. Fue permisión del Señor para probar– me, amén de otras cosas. Pasado el mes de octubre el anciano conva– leciente o enfermo hubo de presentarse al doc– tor. 151