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VII El último holocausto Fisonomía Nos quedan todavía muchas cosas que decir del P. Bernabé..., acabamos de anotar al lector. Cosas que no se adscriben a este u otro período de la vida, sino que pertenecen a su genio y fi– gura. El lector que ha tenido la amabilidad d e se– guirnos hasta aquí ha hecho ya su perfil espiri– tual del P. Bemabé. Insistamos en a lgunos ras– gos. Y lo primero hay que poner en resalte aque– lla delicadeza, finura y sensibilidad d e su tempe– ramente humano, tan poquita cosa por el lado d e las apariencias. El P. Félix Blasco, que estuvo en Pacto, re– cuerda. Una vez el P. Bemabé le llamó para una misión en San Miguel de los Bancos. Vino con una religiosa. Entre los dos iban a catequizar durante unos días a aquellas sencillas gentes. Llegaron para la hora del almuerzo. El P. Bema– bé había encargado la comida; todo lo había p revis to con cariño. Comieron juntos, al final el 139