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pues, comprobaba en el momento de leer el folleto, existía. ya el Movimiento de los Sacerdotes marianos, que se consagraban al Inmaculado Corazón de María, para formar una unión íntima con el Corazón de la Ma– dre. Se me abría. un nuevo horizonte ante los ojos. Veía un nuevo porvenir para la Iglesia de Cristo Jesús. Desde hacía tiempo, antes de recibir el folle– to, el P. Bernabé había concebido esta intención para exponerla a la Virgen cada sábado: pedir ·una nueva generación de sacerdotes amantes de la castidad sacerdotal, que pudieran difundir en su derredor el aroma de la pureza~ El M.S.M. fue para él como una revelación. Escribía al mes siguiente a un capuchino de Na– varra: ·Ha sido para mí como una revelación Pre– cisamente aquello mismo que anhelaba, aquello mismo que pedía y suplicaba, veo con sorpresa que se está realizando" (4-Ill-77). En 1979, si no antes, fue nombrado Re!?ponsable del Movimiento en Ecuador. A una devota señora escribía: ·Le diré con toda sinceridad: en el Movimiento Sacerdotal Mariano está el porvenir de la Iglesia, nuestra ma– dre" (17-IX- 79). Don Stefano Gobbi, sacerdote milanés, reci– bió una cierta moción interior orando en Fáti– ma, en una peregrinación, el 8 de mayo de 1972. Desde 1973 empieza a recibir mensajes de la Virgen, en forma de locuciones interiores, en la oración, mensajes constantemente renovados desde aquella fecha y que él ha transmitido en centenares de páginas: La madonna ai Sacerdoti, suoi figli prediletti (La Virgen a los sacerdotes, sus hijos predilectos). 130

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