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Muñoz Vega, se encargarán de que las cosas va– yan según derecho y obediencia. Durante algunas épocas contará el P. Berna– bé con la presencia y compañía de algunos her– manos. Esto es de su agrado por razón de fra– ternidad y de ministerio. El P. Josué Izaguirre convive con el P. Bernabé desde fines de 1974 hasta mediados de 1975. Luego desplegará el P. Josué una inmensa actividad desde Pedro Vicen– te Maldonado. Por los años 1978 y siguientes la fraternidad de San Miguel la componen los PP. Higinio Gamboa, como superior, Bernabé y Ga– briel de Azqueta. No obstante, por \'arias razo– nes, el P. Bernabé buena parte de sus años los pasará sin la compañía de algún hermano profe– so, aunque no le han de faltar colaboradores. Antes de que se construyera la actual iglesia, una humilde capilla recogía a los fieles para el culto. Adosada a ella estaba la morada de los hennanos, una casa de tablas, por lo demás co– mo la de las gentes sencillas del lugar. Allí tenía nuestro hermano Bemabé su celda capuchina; su celda..., que era pura pobreza. Cuando un consejero general, en servicio de visitador la vio, dijo que en sus viajes por las casas de la Orden no había visto otra tan pobre. Es importante señalar los hitos de la edifica– ción de la iglesia de San Miguel Arcángel. Año 1970 En la fiesta de San Miguel, bendición de la primera piedra por Mons. Angel Humberto Jácome, vicario general de la ar– quidiócesis de Qu ito. 119

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