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ba el primer domingo de cada mes, con la Comunión general de los cofrades. A mediados de agosto, para la festividad de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma a los cielos, llegaron las Ma– dres de los Sdos. Corazones para establecerse como misioneras en Santa Elena. Más tarde se estableció también el Movi– miento Familiar Cristiano, que tuvo su éxito en Santa Elena. Así pues, Santa Elena iba re– cibiendo la imagen de una población cristia– na, en la que no sólo había religiosidad popu– lar, sino también penetración en la fe cristina, a pesar de sus deficiencias. Armenia era en aquellos tiempos una pe– queña población, que iba en auge. Gracias al en– tusiasmo de algunos moradores se pudo termi– nar pronto la capilla, una de las mejores de la Zona. La alegría del misionero era grande al ver que con paciencia se iba logrando el acercar a los fieles a los sacramentos en ciertas épocas del año: Navidad, Semana Santa, Corpus Christi. I anegalito era la tercera población impor– tante; en la apreciación del P. Bernabé la más necesitada en el aspecto espiritual, aunque se distinguía por su progreso material. El misione– ro puso su empeño para que la iglesia, que pa– recía un cajón tuviera otra prestancia. Se em– peñó en ir cambiando al pueblo religiosamente. Pensó en organizar misiones. Fue importante la misión de enero de 1969. Uno de los misioneros capuchinos q ue había venido de España para el Congreso Eucarístico de Colombia organizó esta 103

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