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con unas partículas microscópicas de carne. .Aquello era ya un verdadero lujo. Con todo, me couYencí de qne una orden mendicante como la mía clifícilmeute podría vivir y prosperar en medio de aquella sociedad, al menos mientras no cortara ésta con elementos más liberales. Y no quisiera que el lector, tomando pie de lo que aqtú queda dicho. me tuviera pOl' glotón y vicioso. Nada de eso. Yo no pretendía vivir para comer, sino comer para vivir . ¡ Hay o fül hay derecho a un pequeño plus en el rancho después de l1aber andado a pie más de 100 kilómetros en menos de 24 11oras! Y viviendo entre la– drones bpor qué no había de aplicar yo a la práctica la sabia doctrina de los teólogos sobre la oculta compensación f En una de las carreras antedichas cargndas .sobre mis hombrns unas alforjas repletas de l)anecillos de olforfón que me confió en depósito tm camarada rojo . A medida q11e íbamos avan– zando me percaté de q11e las alforjas se iban aligel'ando . De ello se encargaban con más o menos disimulo mis compañero¡¡ de viaje. Contagiado con su ejemplo acabé por perder ~l respeto debidi, a mi clepósito, y di de él tan mala cuenta que al llegar al primer descanso estaban ~'ª las alforjas casi va– cías . El interesado me pregnnta todo enfm·ecido qné se ha hecho de sus panes y le contesto qne se los han devorado los hermanitos . ¡Quiénes? me replica . Y yo le bago presente que son muchos y que ignoro sus nombres. Fortuna grande que yo tenía entre los ladrones fama de honrado y de leal (¡ inmerecida, como se ,,e!), y 110 insistió más. ¡No dfoen que el que roba a 1111 ladrón ha <:ien años ele perdón~ En– tonces ... 75. - Mi peluquería. modelo. En la aldea, al menos en esta región, los chinos conservan todavía la tradicional trenza de pelo que crí1111 descle tiempo inmemorial y por la que son conocidos en todo el mundo. En los centros urbanos han prescindido ya de este distintivo. En la cou:11midad 1·oja es totalmente descon-0cido: los chinos europeizados adoptan en punto al tocado masctilino las di· versas modas y estilos de los pueblos de occidente. Como los rojos ele mi comunidad no sabían qué hacerse de algunas má- -89 -

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