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"Seguidme'" . Y le obedecimos siguieudo monte aniba 11ero en dirección opuesta a la que se dispone a t-ouiar el grueso de la tropa. P r egunto con disimulo ~ los demás compañero.~: "¿A dónde van lo.s i-ojosf' Y me contestan : "Creemos que se .dirigen al Sur, a la pr ovineia del Sl1ensi". 'l'odo aquel día 23 anduvimos errantes por los bosques, muy tupidos y en– .marañados a tr echos; más de uua vez perdimos la orientación Jlor desconocimiento del terreno. Yo no llevaba eu el estó– mago más lastre que el mendrngo de pan requemado de la noche anter ior; los demás prisioneros, ni eso . Los rojos en -cambio, no contentos eon lo mucho que comieron durante la -noche, llevaban consigo sus variadas provisiones consistentes en 1uiel, carne, pan, azúcar, patatas cocidas, etc. E ran hom– bres p1·evenidos. Pero también los demás deseábamos vivir. "'Somos hombres, les decía yo a grandes voces, hombres con las mismas necesidades que vosotros. Y ya que no.s rehusáis basta los desperdicios de vuestras comidas, daduos cuando menos vuestra licencia pai·a trepar a estos tulis y saciar uues. .tra hambre cou sus avinagradas y desabridas frutas". Y en -virtud de la licencia que nos fué oto1·gada, nos lanzamos co– mo flechas sobre aquellos árboles silvestl'es. cuyo fruto, re– .dncido vor los l1 ielos a puro pellejo, toda·vfa nos supo a glo– ria. 43.-En el oentro de operaciones. .Aquel largo, penoso y agotador viaje del día 23 tuvo su i ,érrui.no cnaudo entramos eu un vallecito largo ~- est1·echo ,que confina por el septentrión cou la proviucia de :3hensi . Allí estaba el centr o Je operaciones del ejét'cito rojo. En aquel retiradísimo desierto tenían los rojos sn fábr ica de ar, ·mas y su hospital de sang,·e atendido por un exseminar ista protestante de la provincia de H upeh . Allá encontramos a -Sing-yang-ti, uno de los componentes del Gran Consejo, que fué herido en el ataque a Sauxelipú. Un concantivo me susu– rra al oído: "Antes de ahora he frecuentado este sit:o: es la ladronera". Aquí tiene, con efecto. su base de operaciones la gente r ebelde a la ley; aquí hallan refugio segmo los bandi– dos y foragidos de'todos estos contornos . Y aquí peosá bamo~ -ballal' los prisioneros quizá la tumba ele nuesh·os cuerpos ~- - 59 -

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