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bas regiones y sabía prácticamente lo que cuesta lle;¡-::r hasta ,allá. Por fiu, a eso de las nueve, tuvieron a bien ofrecernos .sopas de txiaomi (trigo árabe). Mis dos coumiliton-,s apenas las gustaron. Yo les aconsejaba una y otra vez y ks rogaba con insistencia que comieran, y que comieran sin duelo; y añadiendo a la palabra el ejemplo despaché prontame11te va– rias tazas de sopa que me presentaron. ¡ Todo inútil l Sin ganas ni aun de agarrar los palillos continuaban mu~tios )' melancólicos, absortos en profunda meditación. "Comed aho– ra que hay, que la jornada quizá será larga y nv ~abemos dónde cenaremos". Como si barnmtaran que pronto habían de verse eu libertad rehusaban aquel alimento astrkgeute y requemado. F1:ay Isidro, con ágiles meneos de cab~~i,. decía: "¡Volveremos sobre las m'ulas que nos han quitaJc,. Qué gusto y qué descanso!". A lo qne repliqué:: "Co11tento con que vnelva en el cochecito de San Francisco". Y salí profeta. 20. - Un alto en el camino. Las 11 de la mañana serían próximamen1,e cuando nos sacaron de la cueva y nos obligaron a ponernos en marcha . Hicimos alto en una era (B;1.10-na~·a). Obedientes a !M órde· nes de fa autoridad los prisioneros formamos un círculo ~– nos colocamos todos jwitos a un lado. En n•ue.stro f!l'upo for. maban parte varios niños que causaban compasióu. Y tam– bién un anciano ya decrépito, que venía montado en 11n borri– quillo, y a1m así había que sostenerlo. Infortunados seres arrancados impíamente a sus hogares. El anciano fu{> obli· gado a descender de su humilde cabalgadma para fonna1· en nuestro círculo. ¡. Qué querráu hacer de nosotro~! ~ Habrá llegado ya nuestra última hora! ¿ Van a asesinarnos aquí Y 'Terrible inquietud y ang_nst.ia indecible se apodei'aron de todos los prisioneros. Algunos se arrodillaron a1ite los ban– didos implorando a gritos clemencia. 1\.. mí me causaba re– pugnancia y horror el pensamiento de tener ql1e ver la eje– eución de mis coucautivos. Los tres misioneros acordamos que si para. conservar nuestras ,idas se nos imponía como condi– eión indispensable alguna ceremonia o práctica que estuviese reñida con las enseñanzas de la santa Iglesia católic.r.. apos- -29-

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