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'cómico que quizá excite la hilaridad del leetor, como exeitó– la nuest.ra . Es el caso que uno de los bandidos, muchachote alto y recio. se había convertido de repente eu 1·eligi01:10 capuchino, si es que admitimos, desmintiendo el pro,•erbio, que el hábito no l1ace al monje. El bandido en cue,tión robó en Sanxelipú el único hábito que allí tenía el P. Bal'tolomé y con inaudita i'l·escura se lo echó sobre el cuerpo; pero, poco impuest,o en achaques de ceremonial franciscano. ;;e puso el capucho por delante y el pectoral a la espalda. Amanecía. · Habríamos andado como unos 12 kilómetros cuando llegamos a la pequeña. aldea de Si.utxiwatz~. Cerca ele ella nos metieron en otra cueva tan fría y des,1paeible como la primera. Los conductores no nos perdían de vista ni UJ1 solo momento . .A más de que siempre había gente armada custodiando la entrada . .Allí nos visitaron muchos C'uriosos; soldados unos, paisamOl:I otros. Estos no podídn oc•1ltar su asombro a 1 ver así tl·atados a tres misioneros, tres súbditos ext.ranjeros, c¡ne a diferencia de los indígenas sou tenidos en todas partes como personas de pa1·ticnlar cons;aeración. 19. - La. primera. refección.. Los soldaclos ro.jos parecen tener estómago de extraordi– naria capaciclacl. No aeaban de saciar su apetito alln C'lm ien– do ocho veces al día. En esta nuestra segunda morada. em– banlaba.JJ sin deseanso, sin ocurrírseks siquiera decimos el ritual "¿ gi1sta usted ?". A la verdad. yo hubiera r.e:eptaclo eon gusto algún alimento sólido, no precisameute porque en– tonces sintiera hambre sino en previsión de la qne habia de· sentir después. De ciertas preg1mtas qi1e nos hizo ,) general ro.jo (sn nombre era Wan-tai-chi) deduje qne tenían inten– ción de llevarnos muy lejos, por caminos escabrcsos y parajes muy solitarios; y la experiencia me ha enseííaclo que para emprender largas carreras liay que restam·ai· J)rcv:amente la.~ fuerzas, so pena ele desfallecei· pronto. nie pre¡mntó· si teníamos relaciones con los misioneros de Ron-tau y de Yen– gan-fo; la primera región está al Norte de la grau U1t1ralla· chilla,~· por consiguiente muy lejos de Sanxelipú; y Yen-ngan– fn quizá lejos todavía. Un mes antes había recorrido yo am- - 28 -

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