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-de porte tau agradable que hablaba con nosotros. Posterior– mente he tenido ocasión de conocer no sólo su actuación pre– sente sino tambi41n la historia de toda sn vida. Era nada menos que el seling, el genel·al del ejército rojo, quien tan amablemente nos visitaba . Como prime1· favor le suplicamos que orclenal·a aflojar los nudos 'ele las sogas 11ue oprimían borriblerueute nuestras muñecas y dificultaban la cuculación de la sangre eu nuestras venas y arterias; ~r él, más humano que sus cr1leles subalterno&_ dispuso que nos soltaran las nnuiecas, pero que n<>s ataran para mayor seguridad k,s ante– brazos con fuertes sogas, cuyos cabos estuvieron siempre en manos de nuestros vigilantes, uno por barba. para imposibi– litamos la httída. Una vez más y en la misma cu.cv, 1 se nos presentó este jefe rojo para preguntarnos dónde habíamos ocultado los aparejos de las mulas. "A la vista están". le clíji. mos; y añadió el P. Bartolorné: "Que me dejen libre y yo bs encontraré bien pronto". Poco después vemos que llega a la guarida el botín recogido en nuestra misión: un Yariado sm-tido de crusifijos, casullas, albas, capas pltwiales, cíugn– Jos ... y basta uu manto capuchino. 16. - Los a.gentes de policía. Por referencia <1ue me dieron más tarde tanto ic.a com'U.– n.i.stas como mis compañeros de cautiverio supe que é:0$ veces, antes que la referida fecha, intentaron los rojos llegar a Sanxelipfr; y no lograron realiza~· sns iutent¡~s por haber sido descubiertos a tiempo por la policía de la localidaJ. Pero a la tercei·a iué la ,re11eida. s~u invero.símiles las •:Aminatas qne tuvieron que andar. las marchas y contra mar<'has que tuvierou que efectuar para dar oportunamente el golpe con· venido. El día 11 de noviembre coni6 la voz de que en los alrededores ele 'fuug·tsuaug, entre Sing-pu y Sia ma-wan. merodeaba gente maleante, y el jefe de policía Je aquel lugar mandó el día 12 u11 expreso a Sanxelipú con orden de que llegara aquel m~~1uo día a su destino, por ser mgentísima la misión que se le confiaba; pe1·0 el mensajero por le Yisto no apresm·ó el paso todo lo que convenía¡ le s:irprendió fa noche _y quedóse a dormir algnuos kilómetros antes de S1rnxelipú, -26 -
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