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fray Isicko J a mí dándonos :fuettes golpes sobre el •'stóma– go. Apretaron tanto los eordeles euaudo nos ataron que pa- · recía imposible poder por largo tiempo soportar el dolor . Fray Isidi-o, afligidísimo, no eesaba de deeir: "Si no me sueltan pronto-, me van a inutilizar los brazos". Los dos Padres, sometidos al mismo tormento que el Hermano, com· padeeidos de él intereeclíamos en sn favor. Pero la idéa ele la intereesión es algo que no ea.be en molleras boleheviques. 15. - En marcha hacia la guarida. Amarrados como se ha dicho nos sacaron de nuestra esta– ción misional, en la q11e ( clicho sea de paso) brillaban por sn ausencia todos m1estros doméstieos, pues apenas vieron la tor– menta. se alejaron ele nosotros, eomo se alejaron ele Jesús sns clieípulos cuando le vieron atado y preso en Getsemaní; y nos condujeron a una eueva a poca distancia del pueblo . Por las ealles no se veía a nadie. Las ea.sa- S parecían abandonadas 11or sus moradores. Y así era en verdad. 'l'odos huyeron a la desbandada al sonar los primeros disparos. En la eneva en– contramos a otros eautivos del mandarina.to. A Ullo de ellos maltrataro11 bárbaramente en nuestra presencia. Et·:i una lec– ción para nosotros . Llevábamos ya uu rato en nuestro cneie– rro euanclo se nos presentó un personaje ele muy di~t.into ta– lante que euantos hasta entonces nos habían acompañado. Todo 1m caballero por sn indumentaria. sus modales y su lenguaje. Nos habló con moderación y clefet·encia . Y uos elijo entre otras cosas que ellos no eran ladrones. y acMtuó ele un modo partic,Jilar la palabra china corresp,:·ndien~. "No somos ladrones, decía; somos htmg-chiung, ejército rojo; enemigos de toda religión, sea eatólfoa o protestante, porque sabemos que la idea religiosa es un desvarío ele la mente. Con. todo, no temáis. De vosotros no queremos otra cosa que dinero y abrigos para defendernos de los fi-íos del invierno que se avecina". Nosotros le hicimos prese11t-e que por nuestra condieión de misioneros y religiosos habíamos profesado una vida pobre y no podíamos dispo11er de dinero. Pareee que nuestras consideraciones no le hicieron mucha mella. No sabíamos en aquella primera noehe quién era aquel comunista - 25 -

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