BCCCAP00000000000000000000217

estos se hicieron dueños de la fortaleza a las cinco d.i la ma– drugada. Sin demora apañaron cuanto pudieron de dinero, vestidos, etc. ; y por temor a ulla reacción de los defensores del orden, el mismo día se retiraron a la parte au.:,tral del poblado, llevándose con.sigo al presidente del consejo esco– lar, a un profesor de segunda el1señanza y a varios alumnos, hijos de las familias más pudientes de Huo·sui . . 7. - Lo,s ladrones en Xin-pu. Baniada de importancia aunque de caserío un1y despa- rramado, hállase Xin-pu vecina a la confluencia del río ·Tcheng-ho con el Tttug·ho, a UllOS 50 kilómetros de Kíng– yang y unos 40 de Sanxelipú. El día 20 de octubre fuí a c\1m1Jlimentar al nuevo mandal'Íu de King-yaug. Eu el curso de la conversión Jlle advirtió nuestra autoridad que tenía noticia de haberse visto ladrones en Xin-pu; ladrones cuyo número y armamento él mismo iguornba. Vuelto a casa( di cuenta de Jo que pasaba al P. Gerardo de Erro, que aquel día me houraba cou su vista, y a fra~· Isidro, que había veni– do de Sinchiabo con el fin de procmarse algunos útiles pa· ra la obra de la capilla. El Hno. Isidro se alarmó \tn poco con la inesperada noticia. no por lo que a él personalmente le pudiera octu'rir, sino por la suerte que pndiern correr Sanxelipú, población indefensa y abierta a todas las inclll'– siones, donde, en ausencia del P . Bartolomé, teníamos a nuestro cargo la Sta. ltifancia que cuenta 30 niñas. & Cómo no sentirse inquieto por tamaña responsabilidad1 Creyéndo- 1ne yo ctu'ado de espantos como más veteráno en China pro– curé t.rancgtilizarle, afirmándole que por el momento no ha– bía peligro alguno, y que al día siguiente, sábado, e~taría yo allá en mi puesto. El sábado amaneció lJuvipso. Tanto que el P. Gerardo tuvo que desistir de su proyectado regreso a Sinfengchen, y yo temía no poder cumplir mi palabra . .A la tarde qttiso Dios que escampase. Y dejando a fray Lsidro haciendo los honores al ilustre huésped, caballero yo en mi mula me dirigí a las ribera del lVIaling. No observé en el camino nada anormal; algunos grupos de gente ociosa delan· te de las pagodas. y oada más. Llego al término del viaje, -16 -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz