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runos y administrar sacramentos a los enfermos graves. Fr. Isidro se trasladó aquellos mismos días a Sin-tchia-ho para dirigir la construcción de nueva capilla que el P . Bartolomé quería levantar en la barranca de este nombre. De Sin-tchia. ho a Sanxelipú habrá u.nos 12 kilómetros; y el buen Herma– no los andaba y desandaba todos los domingos y días festi– vos, bajando a Sanxelipú a cumplir sus deberes de cristiano. 6. - Huo-sui en poder de los rojos. Huo-sui es U11a población que vive de sus recuerdos his– tóricos. Algo fué, y quizá mucho, en tiempos ya antiguos, como lo atestiguan su formidable cintm-ón de mu.rallas y muchos de sns edificios en 1·uinas; hoy no parece· más que un montón desordenado de escombros. En Huo-su.i van al– ternando los dominadores: hoy defienden su. recinto los sol– dados regulares, mañana se hallará a merced de los irregu– lares. Dista de King-yang unos 35 kilómetros y u.nos 45 de San.'l:elipú. El día 13 de octubre llegaron basta nosotros ru– mores alarmantes: se decía que en Huo-sui habían entrado los comuJJistas, y que habían saqueado la ciudad, matando a cuantos oponían alguna resistencia, y llevándose prisioneros en calidad de rehenes a los personajes de más viso en la ciu– dad. En nuestra 1·esidencia apenas se daba crédito a estos rumores. Y el que más incrédulo y escéptico se mostraba era el autor de estas líneas. PrecisameJJte pocos días antes había yo recorrido los lugares más peligrosos de aquel man– darinato sin que observara en ellos la presencia de ningún malhechor. Cierto que algunos hombres armados que encon– tré en mi camino entre Paotzetsuang y Tungkuat.zé se nega– ron a corresponder a mi saludo. El caso era un poco extraño, pero no le di mayor importancia. Supuse que pertenecían a la policía regular; pero ahora me inclino a creer que eran soldados rojos. Y si entonces no me hostilizaxon, ellos se sabrán por qué. Y sin embargo. . . Era desgraciadamente cierto que la histórica ciudad había sido saqueada por los kuntsatang (co– munistas). Los soldados de la guarnición huyeron precipi– tadamente ante el audaz e inesperado ataque de los rojos, y -15 -

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