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mío, lamentando no poder correspo11derle siquiera cou la mitad. ¡ Estaban tan buenos! 85.--Después de mi libertad. Los jefes militares, no creyendo prudente continuar de noche la persecución de los rojos después de un día tau mo– vido, mandaron tocar a retfrada. Me ofreciexon un mulito por si quería servirme de él; pero hube de rehusarlo, no por– que no me conviniera, sino porque . .. no podía montarlo. Tan derrotado y maltrecho estaba después de trotar angustiosa– mente durante 18 ho-ras por chareos y nieves. Pero el capi– tán insistió tanto, que al fin me decidí a aceptarlo. Tres mo– zos me levantaron en ))CSo y me sentaron sobre los lomos del animal. Indudablemente ofrecía yo entonces alguna semejan– za con el Caballero de la Triste Figura. Pero temí algo peor. 'l'emí quedar imposibilitado para cabalgar -y po1· consiguiente para los trabajos de la vida misionera . N'o fué así, a Dios gracias. A caballo unos, y los más a pie, bajamos sin novedad al poblado de Yan-sang-tsuang. El capitán me dió alojamien– to en su propia tienda. 1'ambién aquí mis libertadores me sometieron a numerosos interrogatorios. l\íostrábause ufanos del éxito de la. jornada, y como testimonio viviente de su va– lor y de sus gloriosas gestas querían presenta1·me en Yeg– nanfo, sn metrópoli. Les hice ver el pro y el contra. de s,u propósito. Cierto que yo couoaía personahnente a Mons. Thá– iiez y a sus eirnelentes colaboradores de la misión de Yeg– nanfu, hermanos míos eu nuestro Padre el Poverello de Asís, y estaba segu1·ísüno de ,5er recibido y tratado por ellos con10 persona de su pro¡>ia easa y familia. Pero en las eiretmstan– cias actuales lo 1uás prudente y lo más conveniente para mí era volver directamente a King-yang; porque yendo ahora a Yegnan:fu en la grata compañía de mis libertadores, tendría que regresar más tarde a mi habitual residencia pasando con poco o nh1gúu acompañamiento por esta misma zona peligro– s& en que nos hallamos y en la que los bandidos son de ordi– nario señores de horca y cuahillo. "De todos modos, si tal es vuestro plan" ... iba a concluir poniéndome a sus órdenes cuando me interrumpió amablemente el coronel del regimien– to ofreciéndome sus servicios . Es todo ll.11 caballero, como de -113 -

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