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sus agentes-secretos, espías, cómplices y encubridores son legión innumerable. - 1,Cómo sabes que hay ta-nto bandido ocultof - Como que he tropezado con rrmchísim~s de ellos en mis freeuentes caminatas por pueblos, campos y bosques. - ¡,Dónde está el general Wan g-t.ai- txi ! - No sabré decí– roslo; hace más de 15 días que no le veo. - ¿Dónde dm~ misteis anoche , - En Se-ho-tai. - ¡,.A. qué hora salisteis de allí f - A las once. - ¡Recuerdo! Meilia hora antes de llegar nosotros! Y sabías tú que os perseg,níamos de cerca Y - Saber a punto fijo. no; pero lo SOflpechaba. - ¿Ha~ te– nido miedo de nosotros? - Naturalmente. Como veníais con banderas rojas ... -¿Te h~u pegado los bandid:.s1 - Muchas veces. Y aún me han zurrado la badana suspendién– dome en un árbol poi· los dedos pnlgares. - ¿En tu tierra s~ acostumbra ese tormento 1 - ¡Quiá ! Allí no se atormen– tn a nadie. A los criminales se les ahorca o cla gaxrote . - No has tenido poca suerte en salir con bien de tantos y tan graves peligros. Al fin han respetado tu vida. - Ya in– tentó quitármela Liu-yuen-san; pero vuestras balas no le han dado tiempo -para consumai: el crimen. - ¿ Cómo te has arreglado pat·a escapai:te1 - Aprovechando mi momento de coiúusión en que los rojos no pensaban sino cada uno en $Í propio. - ¡Tendrás hambre! - ¡Ay! muchísima, amigos. Podéis imaginároslo. Llevamos andando 18 horas a marchas forzadas, y desde ayer apenas he probado alimento. - Aquí tienes unas pocas galletu pal'a distraer el hambre. - :\[u. ehas gracias. - ¡, Estarás fatigado ? - Bastante. - ¿ No te han dado alguua bestia para cabalgar? - Nunca; toda lM caminatas las he hecho siempre a pie. - ¡Alto! ¡ Detenéos ! Aquí hay un muerto. ¡ Quién es éste 1 ¡ es rojo f - N ~ es t·ojo; es nn cautivo. natm-al ele Hui-sui, de la familia de Tu– txia-tsmmg. ¡Pobre compai1ero mío! - ¿ Quién le habrá ma– tado? - ¡ Quién sabe! - ¡.Mirad, mirad; aqtú otro muerto naclanclo en un cha-reo de sangre! Y éste ¿quién es ! - De– _jaclme que lo vea. ¡Ay! ¡Qué desventura! Este es Tsao. sien– xen, profesor del lfoeo de Hno-sni, a quien yo estaba prepa- 1·ando para recibir el bautismo. (Y con un poco ele nieve de– rretida en las manos le lavé la cara y derramé algm1as gotas sob1·e su frente, pronunciando sub conditione las palabi-as sa- -111-
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