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de médico, dedicado a atender a los heridos de 1A guen-a. ~ean del bando que fueren. Ahora mismo, añado, ando b11s– cando yerbas medicinales para curar a un hericlo grave qui>' yace no lejos de aquí". - Mientes embustero, trapalón. me· replican; zarandeándome fuertemente; idóude guarda.e; tus armas I sácalas pronto". Y, sin esperar mi respuesta. me registran minuciosa.mente de pies a cabeza, ~- en vez de ar– mas de fuego encuentran en mis bolsill<m tres libritoR en rústico. " ¡ Hola., hola! Conqne et·es l~traclo, propagaudista. speaker? 6Qué libros son estos 1'' - "Ya lo véis . Leed esta pagina Son t res ejemplat·es del catecismo de doctrina cris– tiana". A la vista de tan inofensivo documento, depuest.a teda anin1osidad contra mí, me preguntan: í, Quién eres.. puedes hablar sin temor; di la verdad lisa y llana". - "Pues· la verdad lisa y llana es, dije yo, que soy misionero ·éatóli– M. rector eclesiástico de Kan-yang, hecho prisionero J)Or los comuuistas hace ya cerca ,de dos meses" ... - "Y nosotr:>s somos soldados destacados de las tropas regulares de Yeg– nanfo, venitlo de esta ciudad para da1· una batida a los co– munistas de estos alrededores". . . Q1.1edaba hecha la anag– llórisis . Serían las cuatro y media de la tarde . 1\üs ojos se– inundaron de lágrimas, mientras mi corazón se postraba 1111- te Dios clá11dole infinitas gracias ... Pero no et·a bien malgastar el tiempo en cuentos y cum– plimientos si los soldados habían de completar la obro. de M¡uel día . "Adelante, adelante", se dijeron mis libertadores iuvitándome a que los siguiera. l\Iientras caminábamos sa– tii;fice a nrnchas de las J?reguutas que me iban haciendo. ''tDóude estií11 los rojos! - Han traspuesto ya la.~ cimas de H!nng-txi-tsa-ling. - ¿Llevan muchos prisioneros? - Unos veinte. - ¡No han asesinado a alguno? - A vario~. J)r:>bablemente; una de las victimas yace allá en aquella al– tura sobre la nieve enrojecida con su sangre. - 6~tüén e,s; su jefe 1 - Conozco a clos: el principal es Lin-ti, y el segun– do Yang-pab:en, oriundo de Tseng-tsua-p'u. - 6S011 mu– chos los bandidoi;Y - Los de este grupo que perseguís, un:>s cien . - ¿Estás seguro 1 - Los he conta-do esta misma tar– de. - , Cuántos serán los de esta región! - Los públicos y declarados como tales pasarán ele mil; y los oeultos con -110-