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año pasado un terrenito ¡nu·a !'rigir una capilla o estación mi- · sional.; pero abandonando esta clireceión tomamos la de ocei– deu te. IgnorábaJUos el motivo de fa corrida 11octtu-11a. Lo que menos se no1, ocurría 1;>ra que ea IH¡uellas horas y en aque– llos lugares pudiéramos ,;er per$egoido,; por las tropas regu– lares. Oontinuamos nuestra fuga o galope illfernal hasta que a eso del mediodía, después ele correr y correr sin interrup– ción durante 13 hora.~, hicimos alto en las posada.5 de Sang– txia-wa11. Teniamo~ bien ganado aquel .descanso del día de Reyes. Allí oí decir a algunos rojos: "Lo,; inldados extran– jeros (regulare.s) quedan ya muy atnís y clesisteu ele perse– guirnos. Ya no hay c11idado: podemos acampar segm-os. ¡Ea! Hay que darse una buena panzada". ¡ Qué había oen– rrido? 84. - Mi último día bajo el Dragón Rojo, La alarma de 111 noche antecedente no podía ser miís mo. t.ivacla. Los soldados regulares, guiados pol' el misterioso y y astuto barquillero a qttien vimos días antes en nnest1•1 cam. po rojo. llegaban a Se-ho-tai, lngal' de uuest.ro repo~o, ¡ 11 las once y media de la noche! ms decir; errason el golpe por media hoi·a. de difere11cia.. El barqui1Je1,1 había logrado des– or ientar a los rojos, aereclitándose ele habilísimo espía. ¡ Pobre ele él si Bal'raMs le echa de nuevo el guante! Per, al modo que para un pícaro sne!e haber siempre otro mayor, para un espía despiedJ) de los regnlm·es había otro u otros igualmente clespiert os de los rojos . Por eso tuvieron estos oportuna– mente conocimiento de los movimientos y manhbras del ene– migo y pudiero11 ponerse a sa lvo. Ahora, en Saug-txia-wan. se dedicaban a restaurar las fuerzas, euga.lléndose cuantos comestibles hallaron en la rústica posada. A los cautivos nos encerraron en una pocilga. n!i cliscípnlo ·wu- sien-xen eu este clía no recordó a su maestro ni para las ll'ccioues ni para Jas refecciones. Nuestros earcele1·os habitnales me sirvje1·011 u.n,1 taza de panizo, y sin darme apenas tiempo para cl~spa– eharla, se <lió ói-den de ponernos en marcha camino de Ta– yaug-p'o. Al principio anduvimos a paso normal, h1ego a - 105 -

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