BCCCAP00000000000000000000215

también ese movimiento en la predicación. El cine y la radio, especialmente el cine, han creado una literatura1nás rápida, de la cual tiene que hacerse eco la literatura .del templo, porque la ~ultitlid que .asiste a esos espec– táculos profanos asiste también, en gran par– te, a los religiosos. ·. No caben ya pu~s aque.– llos sermones retóricos, altisona11tes y 'hueco~ que oían con gusto nuestros antepasados·. ·El orador debe hablar al pueblo en lenguaje ín– timo sencillo, V animado, como si esttiviera dial~gando con. él. Esto debe ser la prédica~ ción moderna'\ A esas reflexiones se. puede responder que el estilo es el hombre y por consiguiente e\ estilo es el predicador; y a este aforismo de verdad perenne se someterá siempre, .tampién, la predicación de la palabra divina. Sobre la mesa en que escribo estas cuartl~ llas están, en dos .tomos,-las noventa homilías $obre el Evangelio d,e S. Mateo predicadas en Antioquía por San Juan ·Crisóstomo ·hace mil seiscientos años. ,. Aún no he leído todas, pero sí mucha$ de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz