BCCCAP00000000000000000000215

80 lo han sido precisamente por la imitación de Jesucristo. 3; ª Hacer la ·apología de la doctrina de Jesucristo, o sea de los Santos Evangelios, ex– plicándolos y aplicándolos a todas las accio– nes humanas y en todos los órdenes de la vida. La predicación sagrada, pues, de todos los tiempos y en todas partes no debe ser otra cosa que una Homilía Perpetua, preparada por el ministro del Señor, ayudado y asistido singularmente por esos magníficos comenta– dores de la palabra de Jesús que se llaman los Santos Padres, que para el predicador deben ser sus mejores amigos. Todo lo que no sea esto; todo lo que sea, no digo predicación antíevangélíca (que eso es prácticamente imposible), sino predicación extraevangéUca, es no solamente perder .el tiempo, desatender las instrucciones· de la Iglesia y defraudar a los fieles, sino profanar la Cátedra del Espíritu Santo.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz