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68 No hay sermón breve que parezca malo, ni largo que no fastidie. De Cervantes son las tres frases siguientes: Sé breve en tus razonamientos, que ninguno es gustoso; si es largo. De la prolijidad se sue– le engendrar el fastidio. No hay razonamien– to que, aunque sea bueno, siendo largo, lo parezca. El alma no se fatiga de oír verdades, por– que el objeto adecuado de la inteligencia hu– mana es el ser, sin limitación alguna; pero se fatiga el sistema nervioso, que sirve a la in– teligencia; y de ahí nace el aburrimiento, que el predicador debe a toda costa evitar en sus oyentes. Pues diríase que algunos predicadores opi– nan lo contrario, y proceden en realidad como si trataran de aburrir; y, este es un hecho ver- . daderamente inexplicable. Se concibe que haya eclesiásticos que no sirvan o sean poc~ aptos para predicar. Pero ¿ es posible que haya un solo sacerdote en el mundo que no sirva para... dejar de predi– car?

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