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OCTAVA Sencillez de estilo El lenguaje del predicador debe Ser siem– pre correcto, sin descender jamás a lo ramplón , y chabacano. Frases como estas : En un dos po1· tres. Fíate y no corras. Sin decir oxte ni moxte. Dios nos impone sus leyes, pero nosotros hacemos lo que nos da la real gana. etc., etc. Pueden decirse ante los niños en la catequesis, pero . predicando al pueblo no, ni aún en la plática más familiar. La elocución del orador debe ser, además, clara, de modo que su idea pase íntegra des– de su mente hasta la inteligencia del más tor– pe de sus oyentes. Esta regla es vital y no puede tener jamás excepción; y, además, es de sentido común. 1 Se habla para trasmitir verdades, perceptí·

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