BCCCAP00000000000000000000215
56 Un sacerdote decía: Yo no tengo cine en mi parroquia, porque la parroquia es pobre y yo lo soy ta,nto como ella. Pero tengo algo parecido al cine, que empieza siempre con estas palabras : Sucedió una vez... Al oír esta frase, el público que estaba ya quizá fatigado de oír mis reflexiortes te6ricas, se inmoviliza súbitamente, y chicos y mayores me dirigen una mirada de curiosidad y gra– titud y se disponen a escucharme con la ma~ yor atenci6n. Entonces empiezo yo a contar mi caso, bien seguro de que, mientras dura la narra– ción, soy yo un Demóstenes que domina to– talmente a su auditorio. No dejen de utilizar los predicadores este recurso, que salva del fracaso cualquier plá– ·tica, aunque en ·ella sea desmayado el estilo y vulgares las ideas. Esos dos períodos de pausa que os he recomendado llenadlos con un relato, en tono grave si es sermón, y más familiar si es una conferencia; pero que no falte nunca ese oa-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz