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71 por fierísimos barrenos y manando de sus llagas sonrosadas de su sangre los riquísimos veneros que convierten en corales cuanto bañan con su riego. Aun escucho sus ,gemidos y sus ayes lastimeros que mi pecho torturaban desgarrándole por medio, · que mi alma a\anceaban como espadas o durísimos aceros. Aun mis ojos le contemplan reclinada la cabeza sobre el pecho, su costado por la lanza desgarrado y entreal;>ierto.. . ¡muerto por los hombres.. . por salvarlos muerto!.. Se acabaron para siempre mis venturas, para siempre se acabaron mís contentos, mis solaces y alegrías, mis sentires placenteros. ¿Qué me importa que se tiñan de arreboles las honduras de los cielos, que se pueblen de alelíes las praderas, que retocen en la vega los corderos, que murmuren sonorosos los cristales de los limpios arroyuelos, si no existe ya mi vida, si no existe mi consuelo, el sostén de mi existencia