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¡cuál ella fenecida desagrada! La muerte te segó con mano fiera; más qué digo?.. no erremos en el juicio, que fUé tu voluntad, fué el sacrificio quien te condujo a• la celeste esfera. Ala muerte no cupo tal ventura, vencedora no pudo ser la muerte; que Dios ¡ay! sí, se reservó la suerte lle recoger por sí rosa tan pura. Te quiso, sí, llevar el Infinito, al corazón de Dios llamarte plugo, e;J amor de Jesús fué tu verdugo :!il amar a Jesús fué tu de]ito. rFeliz el que es .herido de tal mano, ;Uchoso quien expía tal pecado! 105 Tras mucho navegar con suerte varia, (1) 11J.bimos ¡ay! los once .compafíeros, l. guisa de cristianos marineros, 1 elevar al altar nuestra plegaria. Generosos los once corazones m las,aras benditas se inmolaron, estigos son angélicas legiones, ¡ue para siempre, oh Dios, allí quedaron. ~emblando aun la víctima sagrada on juramento fué sacrificada. Tú fuiste el. capitán y nuestro guía,-. jemplo diste de firmeza en ello; orque no falte tu palabra un día abio. le pones con la muerte sello. (1) Alude a la profesión.

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