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su galán y su trovero, el juglár .a lo divino; el celeste y nuevo Orfeo, el maestro de tas aves, el guardián de lo.s insectos, el Llagado del Alvernia, Jesucristo en vida muerto. ¡Cuál gemían las flores rosadas al perder su mejor jardinero! ¡Cuál lloraban las aves pintadas al tender por el aire su vuelo! ¡Qué llorosas quedaban las vegas, qué mudos los setos, las campifias y aleigres florestas, de la Umbría, qe Asís y Espoleto! Acostado en.humilde camilla, que su Dona labró con esmero, rodeado de dulces hermanos que ya lloran su ausencia y destierro, a su amada Porciúncula vuelve, el pobrefratello, que allí quiere a su hermana la muerte darle el postrer beso. Su rostro marchito, ajado y enfermo, sus manos llagadas, llagado su pecho, sus plantas heridas con dos rosas de sangre y de fuego ... 101