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en Nantes, de una familia portuguesa, los López Neto, que vi– vía allí a causa de su comercio. Ambos a dos., muy dados a la virtud y devoción desde sus primeros años, movidos del deseo de vida más perfecta, ingresaron en la Orden Capuchina en la flor de su edad. Aca– bado el Naviciado, que lo hicieron con entera satisfacción de la Comunidad, fueron puestos al estudio de la Filosofía y de la Teología con sus accesorios; y ordenados de sacerdotes, sintieron en sí muy vivamente el deseo de dedicarse a la pro– pagación de la fe, a la conversión de los apartados de ella y a la consecución de la palma del martirio. El padre Agatángel estaba trabajando en Siria con tal éxito, que se le podría llamar muy bien el fundador de la misión. La obediencia lo destinó a Egipto; pero en el viaje, habiéndose extendido mucho su reputación de orador aun en esas lejanas tierras, el Patriarca de los Maronitas lo retu– vo y le hizo predicar a su pueblo, que no acertaba a separarse de él, y lo llamaba con entusiasmo el Apóstol del Líbano. Cuando llegó a Egipto encontró a los musulmanes, cuyo fanatismo rehusaba toda tentativa de evangelización, y a los Coptos, disidentes y heréticos, que hacían concebir esperan– zas de conversión. Sin prejuicios contra la Iglesia Romana, ellos recibían con gusto a los misioneros, les oían predicar en sus iglesias, y los jefes mismos de los monasterios, llamaban a los Capuchinos para instruir y reformar a sus monjes. Aquellas tan bellas esper~nzas no llegaron a convertirse rn realidades. La sola ventaja que consiguió el misionero, fué, residiendo en el Cairo, poder predicar en las iglesias de los cismáticos, exponiéndoles los bienes de la unidad y la ne– cesidad de la vuelta al redil del Buen Pastor. El Padre Casiano de Nantes se había distinguido en Fran– cia cuidando a los apestados; atacado él del mal, habíase li– brado de la muerte por u!!!!-es2ecie de mihtgro; Dios lo reser– vaba para otro martirio. En 1633 fué a unirse al P. Agatángel en la misión de Egipto, y como conocía el árabe, pudo desde su llegada resul– tar muy útil, predicando al pueblo y catequizando a los mon- - 76 -

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