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en otra cosa que en ser Capuchino. "Cap1;1,chino, Capuchino? se decía; eso es lo que Dios quiere de mí": Al poco tiempo comenzó su· vida religiosa en . el novicia– do de la Palanzan2, en su pueblo natal de Viterbo, cambián– dole el nombre de Pedro por el de Crispín, :Patrón de los zapat~ros, ya que en ese oficio trabajaba al ingresar en b. Orden Capuchina. El noviciado lo pasó descollando entre to– dos sus compañeros por su piedad, por su recogimiento, por todo el conjunto de las virtudes religiosas. Enviado después sucesivamente a los Conventos de Tol., fa, de Roma, donde hizo revivir la imagen de San Félix de Cantalicio, de Albano, de Orvieto, cumplió los oficios má& diversos; de cocinero, de hortelano, portero, limosnero, en– fermero, dejando er:. todos, las huellas de santidad de que es– taba adornada su alma. Ya hemos dicho que la devoción a la Santísima Virgen era como la atmósfera en- que se desenvolvían las virtudes. del Hermano Crispín llevadas hasta el heroísmo. Quiere vivir siempre en compañía de Aquélla, a la que llama con ternura filial su dulce Mamá del cielo; y no deja de formarle en la cocina o en el oficio que desempeña, un altarcito ante el cual reza y trabaja, conversando con Ella, co– mo si la tuviera visible ante sus ojos. Prelados y Cardenales se deleitan en llevarle, para que adorne ese trono, flores y velas. Uno de ellos, por vía de broma, aprovechando un rato, de ausencia del Hermano, quitó del altar algunos adornos. Al volver éste, y viendo la falta, se quejó a su Madre con tal naturalidad y ternura, que el Dignatario no pudo contener las lágrimas :"Oh Madre mía, os habéis dejado robar! Algún día os robarán ese vuestro Divino Infante, y Vos no diréis, nada para defenderos". Cuª--ndo le traían enfermos para que los sanase, él los. tocaba con la medalla de su rosario y recobrában la salud al momento. Y queriendo ovacionarle por las curaciones, él las, rechazaba, diciendo : "Yo no soy nada; es a la Madona a quien hay que darle las gracias". AdoJn_i!ndo estaba en la iglesia el altar de la Santísima Virgen·; cuando vienen a avisarle que le está aguardando en - 64-

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