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rn alma en la iglesia del Convento, en la Capilla del Crucifijo,_ donde la vista de la Cruz le arranca lágrimas de contrición, v le invita a inmolar su cuerpo y a hacerlo semejante al de Jesús. Con este fin se carga de cadenas y de cilicios, que se in– crustan en su carne y abr-:n en ella horribles llagas. Añade a todo esto disciplinas rigurosísimas, que arrancan no sólo– ríos de sangre sino también pingajos de carne. Recordando siempre la falta, que había venido a expi– ar a la Religión, no quería que los demás la olvidasen, y obtuvo permiso para hacer toda su vida una penitencia públi– ca. En el refectorio no se sentaba a la mesi,t. para comer con los ·r~ligiosos; comía arrodillado, y su alimento era pan y agua. Cuando en alguna festividad el Superior le obligaba a sentarse a ·1a mesa con los demás, y tomar lo que se servía a todos, procuraba él mezclar ceniza o yerbas amargas y desa– bridas con los alimentos, de modo que aquella comida extra– ordinaria para él, le venía a resultar una más dura penitencia.. Al principio estas privaciones le costaban mucho, y un día su corazón se sublevó ante el pedazo de pan negro, enmo– hecido, nauseabundo, que sin embargo él mismo se lo había escogido. Jesús se le apareció en aquel momento, y tomando aquel pan repugnante, lo tuvo unos instantes pegado a la lla– ga de su costado, y después se lo dió cariñosamente a su siervo. El lo tomó y se lo llevó a la boca con tales delicias y reg_alo; · que sólo este recuerdo bastaba para hacer dulces y deleitables todas las motificaciones y sacrificios. El cielo en retorno de sus sacrificios, le multiplicaba sus. favores. Jesús le daba muchas veces la comunión en su celdi– lla, ~urniendo su alma en un éxtasis de•'•gozos celestiales. María Sma. se le apareció muchas veces, y como a San Félix de Cantalicio, le ponía en sus brazos el Niño Jesús, que prodigaba a su querido penitente las más dulces caricias y bendiciones. Estuvo dotado del don de hacer milagros y del descubri– miento de los corazones; y a él acudieron las gentes, llenas de confianza para alcanzar de Dios por su intercesión el reme- - 58 -

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