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7. - SAN FELIX DE CANTALICIO. CAPUCHINO (1513 - 1587) Es el primero de lo,: Santos que ha producido la Reforma Capuchina; el primero que ha sido canonizado; el que ha personificado el espíritu de los primeros Capuchinos: senci– llez, humildad, fervor intenso, junto con una consagración absoluta al bien de las almas y una caridad sin límites. Vino a la Orden en 1543. quince años apenas de la apari– ción de los Capuchinos en el mundo. Llamábase su padre, Sar_tos y su madre, Santa. De este santo y de esta santa, que lo eran no sólo por el nombre sino también por su conducta profundamente cristiana, nació Félix, el dichoso, el predestinado a la felicidad verdadera. Ya desde niño, su vida de piedad y devoción presagiaba lo que habría de ser cuando mayor. Era en el pueblo el corrector y predicador de los niños poco devotos, de ¡los cuales algunos desoían sus consejos, diciéndole: "Quisieras tú que te tuviéramos por Santo". A lo, que respondía el piadoso infante: "Todos deberíamos serlo". Conforme iba creciendo, iba también formándose en su .alma un deseo cada día más vivo de consagrarse a Dios en la vida religiosa. Pero ¿a dónde dirigirse para conseguir el cumplimiento de este deseo? El fervor de los primeros Capu– chinos lo atraía fuerten:ente, y después de un accidente su– frido en el campo, en el cual los bueyes lo derribaron en tierra y lo pisaron lasti:'.llosamente, en tanto que la reja del arado, que debía habérsde hundido en el pecho, le pasó por encima sin causarle el menor daño, accidente que miró como un aviso del cielo, se encaminó al noviciado de Antícoli. Terminado el añ.o de la probación, los Superiores lo j uz– gan suficientemente formado para que se le pudiese confiar, un cargo delicado y difícil entre todos, y que él conservó hasta el fin de su vida, el cargo de Limosnero, providencia cfef convento y padre nuti:icio de· sus hermar:os. Y como si Dios quisiera poner la luz sobre el Cé!Ódele1:o más elevado, es en Roma donde vá a ejétcer esa humilde fun-– ción y hacer brillar sus virtudes. f . -25-