BCCCAP00000000000000000000196

y se cree rechazada por Dios. Para satisfacer por ellas y evitar el rigor de los juicios de Dios, la santa Religiosa se entregó a tales maceraciones y penitencias, que vino a caer enferma. Se la creyó a las puertas del sepulcro, y se le administraron los últimos sacramentos. Recobrada la salud, Jesús la consoló, apareciéndosele re– vestido de Pontífice supremo, centelleante de oro y resplandor y le dijo: "Hija mía, te traigo la indulgencia plenaria de todos tus pecados". Fué cocinera de la Comunidad durante seis años y en ese oficio se ejercitó en la humildad más profunda y en peni– tencias indecibles. Solía padecer una sed extraordinaria, que se agrandaba con los calores y con el humo de la cocina; ella abría la llave del agua fresca, acercaba sus labios abrasados al chorro, y antes de tocar con ellos el agua, se apartaba rá– pidamente como de un carbón encendido. Hacía esto acordán– dose de la sed de Ntro. Señor en la Cruz. Fué después Maestra de novicias y Abadesa del Convento, mostrándose siempre madre bon'dadosa para las religiosas, tanto más dulce y complaciente, cuanto era más dura e in– transigente consigo misma. Decían sus religiosas: "Su gobier• no es más divino que humano". Sus grandes devociones eran la Sagrada Eucaristía, la Pasión de N. S. Jesucristo y la Santísima Virgen. Hizo muchos milagros, especialmente con enfermos lle- vados al locutorio y a la iglesia del Convento. . El día de Jueves Santo de 1737, ya enferma, quiso lavar los pies a sus hermanas, lo que aprovechó también para diri– girles una exhortación que debía ser como su testamento, El esfuerzo que hizo para todo esto, le produjo un síncope. Lle– vada a la enfermería, duró todavía algún tiempo en la grave– dad, ofreciendo a Jesús sus últimos sufrimientos. El 27 de julio de ese año, después de recibir con el ma– yor fervor el Santo Viático y la Extremaunción, absorta en la contemplación de su Crucifijo, ella espera. "Hermana mía, le dice. el confesor, ¿ quieres ir al Paraíso, -"Oh, sí", contesta ella. Fueron sus últimas palabras y su último suspiro. Fué declarada Beata por el Sumo Pontífice León XIII el día tres de junio, fiesta de Pentecostés, de 1900. - 104 -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz