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v . .. Y mientras caminaba por la espe– wra de un bosque cantando con júbilo en lengua francesa alabanzas al Señor, de improviso se arrofaron sobre él unos ladrones que se ocultaban en un antro cavernoso. Pregu.ntáronle con aire altivo y soberbio quién era y Francisco, lleno de confianza les respondió diciendo: Yo soy el pregonero del Gran Rey. Irritados los malhechores con esta respuesta le golpearon inhumanamente y lo arrojaron en un grande estanque de nieve ... )). (San Buenaventura. Leyenda de San Francisco. Cap. II, n. 5). 76