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varios jóvenes graduados de bachiller y cuasi todos ingresan al Noviciado, des– pués de terminar los estudios filosóficos completísimos, con todas las asignatu– ras accesorias... esto parece un paraíso" 82 • Con algunos diablejos. A su regreso de Madrid (tras su larga ause::icia de dos meses) halló el cotarro de estudiantes-profesores alborotado por las ~ríticas de los coristas fray Eusebio de Echalar y fray Luis de Guernica; y decde des– tinarlos a la provinia de Castilla, a la que pertenecían por su toma de hábito y profesión. Replica el P. General que no le está permitido, porque siempre fueron del Distrito y porque no puede obligar a ningún superior provincial a que los reciba 8 3 • Logra en cambio desprenderse de fray Cornelio de Tafalla, que pasa a la provincia de Castilla y del P. Saturnino de Artajona, que se integra e::1 la de Aragón 84 • Fray Cornelio había solicitado del P. General traslado, porque en Lecá– roz "todo era bullicio, rencillas y enemistades". Y desde su nueva residencia, El Pardo, había insistido: "No tengo tranquilidad de conciencia, mientras esté en la jurisdicción del P. Llevaneras" 85 • Y el P. Llevaneras había propuesto al P. General el paso de Fr. Cornelio a la provincia de Castilla, en castigo de sus murmuraciones 8 6 • El P. Saturnino de Artajona, primer superior regular de las Carolinas Orientales, al concluir el decenio, se presentó en Manila, desde donde expresó su deseo de incorporarse al Distrito Nullius, para mejor atender (¿cono ase– sor?) aquellas misiones. Apoya Llevaneras tan justa demanda de quien siempre le había sido fiel; y personalmente le acompaña desde su desembarco en Barcelona hasta el Co– legio de Lecároz. Llega casi ciego y con un tumor grave, del que le opera sin percance el médico del Colegio, D. Evencio Iñarra. Antes del año y luego de concbida su campaña de predicación en Madrid, suplica al P. General su paso a la provin– cia capuchina de Aragón-Navarra, por dos motivos: su terapia ocular con el Dr. D. Ricardo Ascunce, de Pamplona, y su repugnancia a "continuar más en este Distrito, regido con leyes del todo excepcionales y contrarias a las que N. S. P. estableció y los Sumos Pontífices confirmaron, que barrenan abiert:lmente 82. Joaquín M' de Llevaneras al Mn. Gral., P. Andermatt; Lecároz 1 de enero de 1897 y 31 de octubre de 1898: ACS, III-1, Restauració. 83. P. Bernardo de Andermatt al P. Joaquín M' de Llevanerns; Roma, 24 de agosto de 1897: Roma, AG, G-62 (Hispania III) y ACS, III-3-1. Restauració. 84. Rdmo. P. Joaquín M' de Llevaneras al Rdmo. P. Bernardo de Andermatt; Lecároz, 31 de octubre de 1898: ACS, III-3-1, Restauració. 85. Fray Cornelio de Tafalla al Rdmo. P. Min. Gral.; El Pardo, 13 de agosto y 20 de sep– tiembre de 1897: Roma, AG, G-62, "Distrito Nullius". 86. Llevaneras-Andermatt; Lecároz 17 de agosto de 1897: AG, G-62 (Hispania. III, Pro– cura). Al corista Fray Eusebio de Echalar, profeso solemne y profesor del Colegio, califfoa Lleva– neras de "murmurador impenitente contra los superiores, enfermo crónico, que ni puede estudiar ni dar clases, dispensado de todo lo dispensable, siempre malhumorado". Pero en 1903 es vicario de El Pardo y desde 1905 a la supresión del Distriro Nullius, presidente de dicha com:.midad y profesor de Moral en su coristado. (AP, Actas de profesiones y de exámenes de El Pardo). 67
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