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vapuleado P. Francisco de Amorebieta, primer entrenador de aquellos torneos literarios. "El alumno que quisiere seguir alguna carrera, para lo cual fuese indis– pensable ganar cursos académicos, -se advierte en dicho prospecto- podrá ser examinado oficialmente y legalizar sus estudios en el Ins:ituto. "Pero, a fin de evitar todo engaño e ilusión en asunto tan delicado, pre– vio el examen del Colegio, se informará a los padres que soliciten lo qt:.e ante– cede, con toda exactitud, sobre la aptitud de su hijo" (ar:ículo XV). Cuando en 1899 ingrese el alumno José Irigoyen (P. José Mª de Oyar– zun), serán grupos enteramente diferenciados el de bachilleres y el de latinos. Cuatro años s.e dedican al Latín; tres al Griego y :res a los divenos tra– tados de Filosofía; uno a las nociones de Aritmética y de Algebra y otro a las de Geometría y Trigonometría; uno asimismo al estudio de Geografía e Histo– ria de España, Historia Universal, Francés, Física y Química, Historia Natural con principios de Fisiología e Higiene, Agricultura, bie:i entendido qrue cada asignatura ha de compartir con las otras (cinco o seis por curso) las tres horas y media de clase y los dos tiempos diarios de estudio. Privilegiada es la música, con su estudio cotidiano, que no distingue cursos. Se levantan los alumnos a las cinco y se acuestan en invierno a las 20 ho– ras y en verano a las 21. Porque en verano, salvo privilegios que suele conceder el P. Llevaneras a los bien portados (Juanmartieñena, Zulaica, Alberdi, lrigo– yen) continúan los alumnos su vida colegial en Lecároz: "No se permi:e a los colegiales pasar las vacaciones fuera del Colegio" (art.IV del prospecto). Ra– zón: los peligros y asechanzas del siglo, "que en un momento pueden hacer in– fructuosos cuantos sacrificios se han llevado a cabo por su educación". Sin con– tar que "sobran en el Colegio medios para hacer pasar e los jóvenes, a~gres y divertidos el tiempo de las vacaciones" . - Cuatro recreos diarios durante el cur– so; el último, después de la cena (art. VII). En el equipo colegial se incluye, colchón de lana (en sustitución. según Echalar, del frigidísimo jergón de hoja) con sus anejos, □edia docena de servi– lletas y cubierto de metal, otra media docena de prendas de ropa interior, 8 pa– res de medias de color, 2 elásticos de abrigo, dos pañuebs de lana pequeños y 2 grandes color oscuro para invierno, más los 12 pañuelos de bolsillo, 2 boinas azul oscuro, pantalones, 2 pares de botas negras y otros dos de becerro blanco, 12 pares de alpargatas negras y dos sacos para la muda y lo necesario para el aseo. El Colegio proporciona, por 15 duros anuales, dos t::-ajes de uniforme para los días festivos y uno para los de labor. La pensión se fija en 10 duros mensuales, con rebaja cuando sean dos o más hermanos. "Los alimentos son sanos, nutritivos y abundantes: café y leche o café, chocolate y leche para el desayuno". Encargado de la "elaboración del chocolate" por aquel entonces, Fray Nicolás de Muniáin:. más tarde ocupará su laboratorio Fray Vicente de Balliarráin. "La comida se compone de rnpa de arroz, fideos, etc, cocido, principio, segundo principio jueves y días festivos (cos– tumbre que se observó hasta el año 1940), vino y postre La merienda, de pan y frutas o chocolate, a que se añade refresco en verano, (y meriendas de tene– dor los jueves). "La cena, de ensalada o cocido, principie, vino y postre . En las grandes fiestas se les da vino rancio y café. En invierno, té por la noche" (art. VIII). 55

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