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separada de la iglesia por una dependencia que sirvió de taller a Fr. Antonio de Vera; en la sala de estudio los pupitres de los alumnos con sus banquetas fijas (aún todo de madera), un estrado o plataforma, una pizarra como de unos 5 metros de largo en la pared opuesta a los ventanales, mapas, armario para los instrumentos de música. Por el anchuroso tránsito, colgados de los muros, cuadros de Historia Natural con otros de Historia Sagrada; cinco aulas que dan al patio interior; otras dependencias y un espacio libre de 70 metros de largo, que se ha de repartir entre Gabinetes de Física y Química, Museo de Historia Natural y Biblioteca. Al sur, la hospedería con una docena de habitaciones. . En el pabellón que forma el ala derecha u oriental, de 80 a 90 celdas, las unas al patio respectivo y las otras, separadas por el estrecho pasillo, a una huer– ta asilvestrada, no la de cultivo. La tercera planta, apenas cubierta, disponible en toda su amplitud. Hay cuatro escaleras interiores, una por cada ángulo, más otras dos próximas a la capilla y a la iglesia, para servicio de los colegiales. No puedo asegurar si el día de la inauguración oficial estaban ya monta– das las dos galerías encristaladas, que el P. Eusebius afilió a la iniciativa perso– nal del Rdmo. P. Llevaneras. Procede mi vacilación del silencio que guarda cro– nista tan minucioso como G. ETAYO, que dedica cuatro fechas de su periódi– co para poner de relieve cuanto se relaciona con el acontecimiento inaugural. Si un silencio del Sr. Etayo me hace dudar, una de sus afirmaciones me obliga a ponerla en cuarentena: el día de la inauguración disponía el Colegio, en hontanar de su propiedad, de 100.000 litros de agua potable 43 • Que el Colegio de Lecároz disponía de hontanares propios, de agua po– table, incuestionable. El 22 de noviembre de 1890 se había concertado, ante el notario D. Pedro Gascue y Murga, por D. Joaquín Plaza, en su calidad de sín– dico de la familia lecarocense, con D. José Zaldarriaga, la compra de 468 me– tros cuadrados de terreno, en el que se alumbraron cuatro manantiales; por los árboles allí plantados se le abonaron 640 reales, según estimación pericial; y por los manantiales se le garantizaron 100 litros diarios de agua "y no más", con llave de cierre y tubo de 8 mm. de diámetro; el terreno se valoró en menos de 300 ducados navarros 44 • Salta la extrañeza cuando se comprueba que, en breve tiempo, rinden es– tas fuentes menos de un tercio previsto y el P. Llevaneras se ve precisado a re– currir a su excelente bienhechor y amigo, D. Melitón de Iturria, para que le per– mita hacer unas catas en su finca (nº 7, polígono nº 72 del actual catastro del Baztán) en el paraje Achaborro-Aldea. Se perforaron sendas galerías, de 120 y 2,50 metros de longitud, respectivamente, por dos metros de altura y 1 O de an– chura, en roca de ofita, a lo largo de las cuales se captaron generosos manan– tiales que repararon con creces las penurias precedentes. Por tuberías, desde 40 a 80 mm. de calibre, de hierro fundido, tenidadas 43. "El Tradicionalista"; Pamplona, 30 de octubre de 1891. 44. Copia notarial del contrato celebrado ante el Sr. Gascue, el 22 de noviembre de 1890, en ACL, 1-1 (!'). Orden de pago firmada por Fr. Antonio de Antequera el 24 de noviembre del mismo año, en el talonario nº 3. 46

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