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nado, puesto en el presbiterio, asistió el señor obispo diocesano, Ilmo. D. An– tonio Ruiz Cabal, que glosó el tema "Charitate perpetua dilexit nos". Los otros oradores sagrados, de los días sucesivos, fueron el canónigo y futuro obispo y cardenal, D. Pedro Mª Ilundáin, y los religiosos, Fray Gabriel de Naverán, franciscano de Aránzazu y Fr. Ignacio de Azcoitia, misacantano de Lecároz. El primer día excedió a los otros dos en suntuosidad, más que por otro detalle por el número y la calidad de los invitados, que, a la hora del yantar, fueron únicos huéspedes de la primera mesa. Los días 24 y 25 hubo ya plaza para frailes y colegiales de casa. Se dieron conciertos por la banda del Colegio, que constaba de 40 instru– mentos; fuegos artificiales a cargo de Oroquieta de Pamplona, colgaduras des– de el puente de Echarri, a lo largo de la huerta, hasta el edificio principal, de cada una de cuyas ventanas colgaba un gallardete rojo o gualda, alternado, y ornado con una gran letra_capital de la leyenda "COLEGIO SERAFICO CA– PUCHINO PARA ESPANA Y ULTRAMAR". Al atardecer, la misma facha– da sur, alumbrada con farolillos, que, al término de las funciones se descolga– ron de las vetanas y se distribuyeron entre la gente, "porque había cerrado mu– cho la oscuridad y no pocos asistentes debían regresar a domicilios muy distantes". Durante los tres días se permitió a hombres y mujeres visitar todas las dependencias de la parte colegial. Hasta el próximo 4 de octubre, fiesta de San Francisco, no volverán a abrirse las puertas a los visitantes, salvo licencia espe– cial del Reverendísimo, que señalará día y hora, para que pueda hacerse "sin menoscabo del decoro y buen nombre". Mobiliario y decoración de las habitaciones en que se hospedaron duran– te el triduo los prelados y el gobernador civil de la provincia, recabó el P. Lle– vaneras de los señores Iturria y Ortigosa de Elizondo y de D. Tiburcio Hualde de Irurita. Edificio: constaba el día de la bendición e inauguración oficial de un rec– tángulo, con tres martillos al mediodía y dos en la fachada norte; el martillo del centro es el correspondiente al atrio de la iglesia; medidas liaeales de 90 m. por 60 m., lo que delimita una superficie de 5.400 metros cuadrados. Según tradi– ción, una parte del solar comprado a sus propietarios "a bastante subido pre– cio", perteneció a la familia del mártir Barreneche. Muros de mampostería, re– vestidos de cemento y cal hidráulica, con piedra de las canteras "Iñarán" de Lecároz y "Vergara" de entre Elizondo y Arizcun; piedra de sillería, en arcos y cantones, procedente de Lecároz. La Iglesia: bendecida e inaugurada el 23 de octubre de 1891, separa am– bos pabellones, el de la Comunidad religiosa y el colegial, y los pone en comu– nicación. Con roble de Ulzama, escogido por el propio maestro, Fray Antonio de Vera, se talló el gran retablo, centrado por Nuestra Señora del Buen Con– sejo y rematado por la estatua sedente de San Dionisio el Areopagita. Se tasó la obra en no menos de 4.000 duros, aunque no todas sus calles estuvieron po– bladas, pues consta, por ejemplo, (M.S.-1896-p.282) que la imagen del Beato Félix de Nicosia no se colocó hasta el año 1896. Menciona el cronista entre los colaboradores, sin citar nombres, otro hábil escultor, cuatro tallistas y otros ope– rarios. La decoración cromática, obra del artista catalán, en su taller, Domingo 44
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