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ga al P. Rafael de Alegría la figuradón de una "insignia deportiva propia". A primeros de enero de 1926 se recibía de Alemania el lote estipulado, modelo bien difundido del actual escudo del Colegio. No cotejaré equipos, porque Lecároz los tuvo muy buenos hasta :¡ue el sábado y el domingo dejaron de ser colegiales. Pero tampoco silenciaré :¡ue la década de los veinte fue, hasta los últimos tiempos, la de más resonancia leca– rocista, debido en buena parte al deporte. Por su campo de fútbol desfilaron el . Real Unión, antes y después de ser campeón de España; el Indarra, el =-,agun Artea, el Anaitasuna de Pamplona; con alguna menor frecuencia, el Osarnna o sus reservas; el Old Boys y el Fortuna de San Sebastián; Guk-ere-nai, de Fuen– terrabía; Los Buenos Amigos y Jeringa de Beriketa, de Irún; más tarde el Gure Txokoa de Vera de Bidasoa y el Guilchaurdi de Baztán; y, en diversas festivi– dades, equipos improvisados de ex colegiales que, con unánime aplauso de lc,s colegiales, venían a romper su monotonía escolar. No por su interés deportivo, aunque lo tuviera apasionante en su tiempo, sino como referencia a posible estadística puede hacerse constar que hasta el año 1928 inclusive, las competiciones regionales, dentro del Colegio, fueron de navarros contra guipuzcoanos y vizcaínos; durante el curso l929-1930 luchan vizcaínos contra navarros y guipuzcoanos; y en el de 1930-1931 son guip--1zcoa– nos los que forman equipo contra navarros y vizcaínos. Etapa de especial re– lieve futbolístico fue la de 1940-1950, copas sucesivamente de Bidasoa y de la Frontera. Con los campeonatos escolares promovidos por el Frente de Juve:1tudes se complica el programa deportivo en mosaico de especialidades: fútbol, pelota, baloncesto, balonvolea; incidentalmente, jockey sobre pat:nes, ping-pong y aje– drez. El Colegio de Lecároz, campeón discutido por los maristas de Pamplor.a en los I Juegos Escolares; indiscutido en los II Juegos y proyectado a 1\/:adrid, como campeón absoluto de Navarra, en marzo de 1952, para una competición nacional con otros siete equipos escolares de toda el área peninsular, que ofre– cieron un total de 600 participantes. Quedaron los primeros en pelota; el ;:;uarto puesto en gimnasia educativa; el quinto en fútbol; el sexto en atletismo y en ba– lonvolea; el octavo en balonmano, conjunto de puntuaciones que les deja':)a cla– sificados en un honroso séptimo lugar, abrillantado con el "trofeo de~ com– portamiento". Dieron singular relieve al acto de distribución de premios los señores Ru~z Jiménez (Ministro de E. N.), José Antonio Eolola (Delegado N. de Deportes) y Valero Bermejo (Gobernador Civil de Navarra), que felicitaron efusivamente a los principales responsables, PP. Marcelino de Tolosa y Fernando de Artajo– na y al capitán Garbayo, por el éxito de la enseña lecarocista. Más lamentos que parabienes arranca al cronista conventual esta salida de nuestros colegiales a Madrid, "pues les ha distraído demasiado de sus estudios". Sin embargo, se me figura que más por ciertos desajustes administrativos que por disipación de espíritu, se reduce la participación c.eportiva del Colegio, durante el curso 1952-1953, al campeonato de la Frontera, con inhibidón en las competiciones escolares. En ellas triunfa con la máxima puntuación al curso siguiente, en que también es primer clasificado por sus atletas (Chapas, Jones, Helguera), de igual manera que en los encuentros ceportivos del curso 299

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