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(5-VII-21):"Admiramos la sala de Historia Natural, un verdadero museo muy cuidado y muy ordenado con cariño por Fr. Cornelio quien subrayó algunas curiosidades y fenómenos que allí se encierran"; elogio muy similar al emitido por el Pensamiento Navarro por aquellos días. Apenas si estos apuntes superan la anécdota pero certifican, creemos, la línea seguida en el tema. Más adelante se diversificaron mejor los medios des– tinados al uso del alumnado y los de exhibición o demostración de cátedra. En 1928, una nueva remodelación ubica el laboratorio de biología frente ai de fí– sica, quedando el otro sólo para q:.1ímica y se instala el gasógeno "legazamoi" para ambos departamentos. Como parte de un organismo vivo las de¡:enden– cias están sujetas a revisión y continua reforma que afectó sobre todo al de quí– mica (1961). La peripecia del incendio del Colegio antiguo y la puesta en mar– cha de los nuevos edificios indujeron múltiples renovaciones. No podía faltar el instrumental de moda en esos años, Equipos Enosa de Física elemental y su– perior, Biología lº y 2º, binoculares Enosa (multiplicado por el nº de mesas de laboratorio) electrónica del sonido, generación, amplificación y difusión, elec– trónica de la imagen y otros complementos, microscopios japoneses (1.200 au– mentos) escolares (1974), microscopio proyector Ken-A-Visión (1980) e~c. Los medios audiovisuales gozan de amplia predilección, retrovisores, proyectores, (miles de diapositivas), televisiones, magnetófonos-vídeos, etc. que han 3ancio– nado con su uso la instalación: las ciencias y la física, la historia y el arte, la literatura, los idiomas y la música han recorrido las nuevas pistas de la do:::enci:a. La amplitud de espacio faculta la diferenciación de servicios. Además de la sala de proyecciones, auditorium, sala de música, estudio fotográfico, cabinas de instrumentos, etc. el tercer pabellón cobija el laboratorio de idiomas Celma, de 30 cabinas, obsequio de Foreign Study League (1969), las aulas labo::-atorio de ciencias, de física y de química (una por piso) equipadas con moblaje nuevo (1967-68) adosándose a cada una el despacho y museo o almacén-exposic6n res– pectivamente. El variado material apelotonado en el antiguo Museo y enrique– cido, ha sido desplegado vistosamente por Fr. Gerardo, ayudado por varics com– pañeros, en las 7 vitrinas realizadas en Pamplona según idea de los profesores de ciencias (1974-75). No es de sorprender que un museo centenario rec:Jja cu– riosidades varias. El paseo por él conduce al visitante desde un muestra::-io mi– neralógico y fósil amplio al despliegue del mundo animal; desde los corales y esponjas a fetos animales y humanos: copiosamente representada la malacolo– gía, y no mal la herpetología; bien la entomología y coloristamente la av~fauna, sin olvidar el resto de los grupos. Al curioso puede cautivarle más que el valor intrínsico, la rareza o infrecuencia de un fenómeno. La exposición permanente de filatelia naturalista realizada por los PP. C. Zudaire y Jesús Cía corona la visita. La nomenclatura científica y vulgar acompaña a los ejemplares e.e zoo– logía, mientras que un catálogo identifica el resto. En 1978 fraguó el proyecto de un nuevo museo etnográfico a qu~ el P. Narciso logró dar fin dos años más tarde; el núcleo central del mismo consti– tuyó la muestra de cerámica popular. Ante las celebraciones del centenario se creó el nuevo Museo Colegial donde se refugia el recordatorio más entrañable de la vida colegial, su trayectoria y su historia, dando cabida a objetos hoy en desuso de interés pedagógico, histórico o de curiosidad c:entifico-técnica incb– yendo también parte del museo etnográfico. Su realización se debe a Fr. Ge- 287

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