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vivencialmente cuanto más continuado sea. Las salidas semanales o quincenales desenfocan el concepto mismo de entretenimiento. El advenimiento de la televisión, tímidamente al principio, adivinando imá– genes entre una continua nevada (¡ay del repetidor!) en el estupendo Blaupoint obsequio de dn Antº Ubarrechena, el vértigo de la novedad, y el boom de los televisores por las clases, con el vídeo después, han quebrado la posible magia del cine y del teatro, y carece de significado la cadencia de película semanal. La tentación está a la puerta, y el telefilm y el teledeporte son pan de todos los días. Incluso el cinefórum que con el florecimiento de la década del sesenta y el empeño de P. Agustín de Zumaya prendiera con vigor, se ha visto relegado a un segundo plano. Los proyectores y tomavistas de 16 mm (1964) y super-8 que mucho tra– bajaron con los servicios de la filmoteca nacional o de las casas de cultura o con producción propia, guardan ahora un silencioso recogimiento interrumpi– do apenas por sesiones recordatorio. El vídeo los aventaja y los programas de divulgación están a mano y las tardes ¡no son tan largas! El polideportivo clau– suró definitivamente el salón teatro-cine del antiguo Colegio. Los últimos cursos conocieron ansias renovadoras en el venerable salón hasta desconocerlo en poco tiempo: nueva proyectara (1955), pantalla panorá– mica60, eliminación de las columnas "detrás de las cuales hemos jugado al es– condite con las imágenes del cine durante tantos años", nuevas butacas en ram– pa (para el recuerdo las antiguas de madera y las más antiguas de listón), cine– mascope64, etc. y aún ofreció ratos de buen cine y horas de teatro recordables como en "La Herida luminosa" de Segarra interpretada por el grupo Argi en las Bodas de Diamante del Colegio. La historia se remonta al principio de siglo, cuando el P. Emiliano ·habla de la adquisición de "nuevo cinematógrafo y de su inauguración (2-agosto-1904); pero debe de referirse a una proyectara de imágenes fijas, a veces, cita la lin– terna de Dubosc. La sucursal de Pathé Fre'res en Barcelona ofrecía su proyec– tor reclamando la atención sobre sus servicios de películas. Pero parece que las películas se proyectaron de prestado. En 1914 (l de diciembre) los propietarios del Salón de Elizondo hicieron la siguiente propuesta: "Condiciones para dar proyecciones cinematográficas en el Colegio de Lecároz. Tratándose de días fes– tivos --excepción hecha del día de Navidad- setenta y cinco ptas. por sesión, compuesta de cinco asuntos distintos y variados. Idéntica sesión a la anterior pero en días laborables, 50 pts. Sesión completa exclusiva para el Colegio de Lecároz en nuestro Salón de Elizondo, días festivos todas las horas de la ma– ñana a elección, y por la tarde de una a cuatro, y cualquier día laborable a la hora que crean más conveniente, precio 25 pts. Nota: los encargos deberán dar– se con 5 días de anticipación. Por Echenique y Lázaro.. ." Se registran muy po– cas sesiones hasta el 6 de marzo de 1916 "por primera vez funcionó el cine pro– piedad del Colegio y se exhibieron bonitas películas Pathé", se repite al siguien– te día adicionando otra "de muchos metros" (500) "el milagro de la rosa". Por medio de "La Agrícola" se pagaron 787 pts. por cinematógrafo y varios accesorios. Irrumpió el cine con pujanza, imponiéndose al teatro en las vacaciones navideñas por 9 sesiones a 6, para sustituirlo totalmente a los pocos años. En 1923 (23 de enero) se procura un nuevo proyector Hahn-Goerz de Cuyas de 280

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