BCCCAP00000000000000000000191

La música en el Colegio Entre las actividades paraescolares ninguna ha gozado del ascendiente que la música detentó desde los albores del Colegio y no sólo "como indicio de re– gocijos y fiestas". La actividad musical, apoyada en el internado ininte::-rumpi– do y en las muchas horas libres, estaba fuertemente arraigada antes de alcanzar el siglo XX. Las vacaciones de verano en familia introducidas a principios de siglo, y las de Navidad y Pascua más tarde, junto con los planes de estudio en progresiva amplificación, limitaron la dedicación a la música; a ello contribuyó finalmente la utilización de medios técnicos, invitación manifiesta a la pasividad auditiva más que al empeño creador. La música coral o instrumental fue práctica común del alumnado. Los en– sayos formaron parte de la diaria rutina. Las crónicas precisan, a veces, los tiem– pos dedicados a los mismos. El P. Cieza registra la resolución dictaminada por el P.· Llevaneras para el verano, disponiendo que "los ensayos ordinariJs sean de 10 a 11 de la mañana, y de 4 y media a cinco y media por la tarde", esta exigencia se compensó con alguna -;,rovisión en favor de los profesores irtegran– tes de la orquesta: "Los músicos, en las fiestas extraordinarias en que toma par– te la orquesta, quedan dispensados de Sexta y Nona y de la media hora de ora– ción de la tarde; las mismas dispensas tienen todos los días de ensayos extraor– dinarios que excedan de hora y media" (3 l-VII-1905). ¿Significan estas líneas que además de las dos horas diarias de ensayo se sumaban ocras en algunas oca– siones? El P. Ereño en su diario (7-XII-1906) apunta el horario de música du– rante el curso: "Las horas de música en el Colegio son: por la mañana, media hora, de 9 a 9 y media, y por la tarde tres cuartos, de 3 y cuarto a 4". Las cla– ses de instrumentos se regulaban dos o tres semanas después de haber comen– zado el curso. Tanto el solfeo y canto como la práctica instrumental se ordenaba por sec– ciones encomendadas a distintos profesores. En 1922 el cronista colegial recuer– da los nombres de los cuatro encargados, P. Andrés, Dositeo, Emiliano y An– tonio; las horas de aprendizaje no interferían las de ensayo coral o instrumen– tal. Al P. José Antonio se le asignaban en 1907 tres hora5 diarias de piano. Poco a poco hubo que apelar a la generosidad de los co□ponentes del coro 265

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz