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Caracas; y más que esa resonancia publicitaria, las muestras de emocionante sim– patía recibidas de las autoridades y pueblo llano. El Comandante D. Francisco Segura, comisionado por la empresa asegu– radora Lepanto para tasar los daños y calcular, con generosidad, el correspon– diente resarcimiento, de común acuerdo con otro perito de la compañía Gal– tier, decidió que tendría que ser por 2.825.614 pesetas, can:idad mejorada con respecto a la prima del seguro. A petición del P. Rector, fijaron en ocho mi– llones el importe del perjuicio. Lepanto abonó 2.185.198,56; y la Vasco-Na– varra, por seguro inferior, 140.416,24. Capital asegurado (mayo 1954), 12.321.750 pts., edificio, granja, mobiliario... El diez de diciembre fueron los colegiales a sus casas: vacaciones navide– ñas anticipadas. Al siguiente, 11 de diciembre, las empresas constructoras lturria y Sobri– no, comenzaron la tabicación y aislamiento de los escombros, con apoyo en los resistentes muros (el arquitecto Arraiza y su aparejador Herrera se opusieron al derribo) y se comprometieron a habilitar aulas y dormitorio a tiempo de rea– nudar el curso. La que fuera residencia de las religiosas prestó nuevamente un buen servicio. Otras religiosas, las del Santorio, se encargaron con si.:.s chicas de jmpiar, extremar y adecentar la obra de reparación. Y el día 8 de enero de 1963 tornó a su normalidad la vida colegial. "Este incendio facilitará -escri:,ió el min. prov. Florencia de Artavia al P. General- que las obras que hayan de hacerse se hagan con miras a la solu– ción total que sobre el Colegio tenemos planteada" 8 • Sintagma lo bastante impreciso como para que Roma proponga un apla– zamiento hasta el próximo capítulo provincial que se celebrará a medie.dos del próximo mes de julio. El rector, P. Domingo de Beizama, se exaspera. En tanto que los ex colegiales pugnan por quemar etapas, la Orden capuchina, que pa– rece ha de ser la institución más interesada, frena todo avance, sin reparar en los compromisos ya adquiridos. Hay varios miembros del Liceo Lecároz dispuestos a informar cara a cara y de viva voz al Definitorio General; el propio min. prov., Florencia de Arta– via, ha pensado en recabar de Roma una solución inmediata del probleoa, aun– que no sin antes pulsar el sentir de sus frailes, y el dictamen de los cinco arqui– tectos: que "con toda lealtad manifiesten si puede solucionarse el caso con una conveniente adaptación de los edificios existentes... La opin:ón de estos señores será muy valiosa" 9 •• Contrastan estas vacilaciones hamletianas con la visión optimistl de un José Mª Albareda, Rector del Estudio General de Navarra: "Sigo con todo in- 8. Pamplona, 10 de diciembre de 1962: AP, Lecároz-5. Amplias noticias del siniestro acon– tecimiento en la "Crónica conventual" o "Diario", a cargo del rector, P. Domingo de Beizama y en la prensa vasco navarra y zaragozana. Dos días después del siniestro, esto es, el 12 de diciem– bre, dirigía el min. prov. P. Florencio de Artavia carta circular a todos bs religiosos capuchinos de su jurisdicción para estimularles a la defensa del Colegio de Lecároz, sin renunciar por esto a la manifestación de su personal parecer, siempre sujeto al del superior: ACL, D(Carpeta )'.)57-1963; impreso). . 9. Fr. Florencio de Artavia, min. prov. al P. Domingo de Beizama, rector; Pamplona, 18 de marzo de 1963: ACL-J (final de carpetas). 247
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