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menciona por no herir sensibilidades. Y fueron los dormitorios, desde 1 O ca– mas a una o dos (80 habitaciones individuales, en principio) con su "gabinete" de estudio, abierto a largas terrazas, corridas y floreadas . Ocho horas duró aque– lla histórica sesión, por voluntad de Alvaro Líbano, que no quería verse preci– sado a romper otras cien hojas de proyectos. Y se celebró el 21 de octubre de 1962. Al mes siguiente, 18 de noviembre, se presentó el Rdmo. Procurador Gral. de la Orden capuchina, P. Mauro de Grizzana, que se dejó impresionar por el Rdmo. P. Pascual de Pamplona, uno de los encariñados con el viejo caserón y con el plan Urcola, adoptado en su época rectoral, y alineado entre los opues– tos al nuevo plan de "Liceo Lecároz, S.A.". Recrecieron las vacilaciones entre las autoridades de la provincia y las de Roma. Fuego inesperado entró como en rastrojo, y quemó muchas apatías. La noche del 9 al 1 O de diciembre de 1962, como a las 11.45 horas, estalló, por una de las ventanas cobijadas bajo el alero del tejado, un fulgor de llama crepitante: el cuarto de los discos, con sus mesas, armarios e instrumental diverso era una hoguera que había prendi– do en los caballetes y vigas septuagenarias; hasta la espuma de los extintores traídos por los americanos de la base de Gorramendi pareció servir de combustible. Aunque el resultado inmediato fuera el franquear chimeneas de tiro, ace– lerar la destrucción de lo insalvable, no se halló otra soiución, ante la demora de los cuerpos de bomberos, que abrir cortafuegos. Aitzkolaris baztaneses, que se preciaban de su destreza, sudaron y encallecieron por la resistencia de los tablones de suelos y techos. Llegó primero y mejor equipado que ningún otro el cuerpo de bomberos de Saint-Pée, al que siguió el de San Sebastián; ·el de Pamplona estuvo a punto de retroceder desde el alto de Irurita, por parecerles aquellas llamaradas volcánicas que casi azotaban las nubes, las del total aniqui– lamiento del vetusto caserón colegial. Se les averió el camión a la entrada del puente; pero lograron remolcarlo hasta el lugar del siniestro. De Cambo llegó otra plantilla. Destacaron los cronistas de la prensa la acción eficaz de los do– nostiarras que tendieron una larguísima manguera hasta el río, desde donde im– pulsaron el agua con potente autobomba. Ardió de arriba abajo el martillo occidental de la obra primitiva, con un par de aulas, los despachos de ambos prefectos, el de Estudios y el de Disci– plina, la rectoral, el gran salón columnado admiración de todos los visitantes, el dormitorio de la sección tercera y la ropería contigua. Es de destacar la serenidad y disciplina con que abandonaron el dormi– torio los 270 alumnos durmientes, y su valiosa colaboración, con la de muchos vecinos, en el salvamento de muebles y transporte, hasta el sótano, de los más de 30.000 volúmenes de la Biblioteca conventual; la presteza y buena voluntad con que acudió el vecindario baztanés; la diligencia y buen tino del señor Arri– civita, secretario de su Ayuntamiento, en alojar por el resto de la noche a nues– tros colegiales; la rapidez con que se presentaron los señores Murua, por la So– ciedad de Seguros Lepanto, para reducir riesgos; y los directivos de Liceo Le– cároz y del Consejo Mayor y Consejos Menores y otros muchos ex colegiales; la resonancia que tuvo el fiero chisporroteo en la prensa nacional hasta Barce– lona, Madrid y Sevilla; y en la internacional, desde Burdeos a París, Moscú y 246

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