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serenas, del equipo de arquitectos. Destacan por su participación activa, entre los primeros, Carlos del Portillo, J.P. Murua, José Mª Aranzadi, Josu Azcárate, Angel Pérez de Leza, Pedro Turullols, Rafael Aizpún; y entre los arquitectos, Alvaro Líbano, Eugenio Arraiza, Domingo Ariz, Javier Esparza, a los que se agrega finalmente Vicente Orbe. Presidente del Consejo mayor de ex colegiales y promotor entusiasta, D. Pablo Esparza. Había propuesto Josu Azcárate, durante la convivencia del mes de mar– zo, un plan ambicioso y efectivo, de reversión provechosa hacia los ex colegia– les: la formación de un capital, mediante un denominado ahorro colectivo. Pero ni pueden marcarse nuevas singladuras con vieja embarcación ni acometerse nuevas empresas con el viejo caserón que ha de dar nombre y aliciente. En la reunión del día 3 de junio de 1962 lanza José Mª Aranzadi la idea de una so– ciedad anónima: la comunidad capuchina se comprometería con sus terrenos en tierra baztanesa y con el personal; los ex colegiales, con aportaciones de va– ria índole. Ventajas: independencia de la aprobación de Roma (cuestión canó– nica) y reducción del riesgo, en caso de quiebra, a las acciones suscritas. Se encomienda a Carlos del Portillo la estructuración de la nueva socie– dad: civil, mercantil, limitada, anónima, por acciones o por obligaciones, según le pareciere, con indicación del capital social; y, en su caso, de las acciones u obligaciones. Volvióse a reunir la comisión de economistas y arquitectos el 28 de junio de 1962 en sobremesa que se prorrogó hasta las tres de la mañana, sin más ór– dagos que las fuertes discrepancias sobre el futuro Lecároz. Al siguiente día, festividad de San Pedro, la magna Asamblea de Anti– guos Alumnos, a la que asistieron no menos de cuatrocientos. La Junta de ex colegiales, presidida por D. Pablo Esparza, pulsó certeramente los resortes; y uno de sus vocales, Pepe Guerra, organizó la marcha, la estancia y la comen– salía; otros cuidaron del acto académico, que se celebró en el patio de juego y frontones. Camareros, unos estudiantes capuchinos. Desde lo alto del tablado, presenta y comenta Alvaro Líbano el anteproyecto del Nuevo Colegio; Carlos del Portillo, un esbozo bien preciso de la sociedad que se preludiaba como res– ponsable de la obra proyectada y unas sugerencias relativas a la gestión de cré– ditos. Y, fuera de programa, D. Santos Beguiristáin, acosado por el universal clamoreo, hubo de plegarse a resaltar, en nombre de los ex colegiales, su adhe– sión al homenaje significado por la Cruz de Alfonso X el Sabio, que el Minis– terio de Educación Nacional había concedido a los PP. José de Lecároz, Vic– toriano de Larráinzar, Bernardo de Azpilcueta y Juan de Leiza por sus 50 años de profesorado en el Colegio de Nª. Sª. del Buen Consejo de Lecároz. Fue tan regocijante, en su esplendor literario, la improvisación de D. Santos, que bien se pudo dudar si arreciaron los aplausos en su honor o en el de los agasajados. Leyó el decreto del Sr. Ministro de E.N., el Director del Instituto "Xi– ménez de Rada", Sr. Montes, que impuso la primera de las cruces. Las vivencias de tiempos pasados, evocadas por D. Santos, apretaron la garganta de ex colegiales talludos, cuando, por la tarde de aquel 29 de junio, colegiales de los años 1916, 18, 20, reencarnaron el personaje del auto de Na- tación: C.c. (P. Domingo de Beizama, rector) 11 de abril de 1962. Asamblea de 29 de junio, lbíd. (C.c.,p.117-128). 244

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