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lidad de este generoso centro y atribuir el beneficio proporcional a los que bien ampliamente lo venían disfrutando. No poco se extrañó el Inspector de E.M. del Distrito Universitario de Zaragoza, cuando, en su visita de 16 de febrero de 1957, se le dijo que nunca había entrado en cuenta el concepto de enseñanza. Se redactó un informe de las gestiones realizadas y con el de los alumnos becarios se remitió al Rectorado de la Universidad, desde donde, previo el vis– to bueno de D. Angel Fernández-Aguilar, Inspector de E.M., tan interesado en la pronta y favorable expedición de la demanda, se retransmiten los últimos da– tos a Madrid. Entre tanto se había recibido aviso del Sr. Director de Enseñanza Universitaria respecto de la causa de la demora; se reiteró la visita al Sr. Váz– quez, Jefe de Asistencia Social del Ministerio de E.N. (viaje sufragado por un ex colegial); y finalmente, en el Consejo de Ministros de 11 de julio de 1957, se aprobó con carácter de urgencia, la declaración de INTERES SOCIAL en favor del nuevo edificio y del nuevo salón de actos, proyectados por los arqui– tectos Garraus y G. Plaza, por encargo del Colegio de Nª. Sª. del Buen Consejo de Lecároz 3 • El 30 del mismo mes de julio, en oficio del señor Comisario de Protec– ción Escolar y Asistencia Social se comunica: "Este Ministerio ha dispuesto: 1º. Se declaran de interés social a todos los efectos y de acuerdo con las disposiciones contenidas en la ley de 15 de ju– lio de 1954 y .en el Decreto de 25 de marzo de 1955, las obras de ampliación y reforma del Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo, de Lecároz (Navarra)". En consecuencia queda obligado a cumplir las orientaciones técnico pe– dagógicas emanadas del Ministerio de E.N .; aplicar el régimen de Protycción Escolar legalmente establecido, y a invertir una parte de los beneficios econó– micos que se obtengan en mejoras de orden pedagógico y formativo 4 • Pirro se habría avergonzado de nuestro triunfo. Tantas fatigas, tantos sin– sabores, tantas contradicciones (porque no faltaron) para que con un cambio capuchino de mandos (16 de julio de 1957) quedara aniquilado todo lo conse– guido. Bastó que un fraile, de esos de ciencia infusa, se empeñara en que más del 60% de colegios de España (que él nunca visitó) estaban en peores condi– ciones que el de Lecároz, para que se sobreseyera indefinidamente el asunto, y 1 se volviera en consulta, con D. Gerardo Plaza, sobre presupuesto actual de obra, del tan decantado proyecto Urcola, ignorado como obsoleto por el P. Marceli– no. Fue providencial la intervención de aquel fraile tan bien informado; porque el fracaso de aquella solución, parcial en fin de cuentas, agravado por un fuego no menos providencial, abrió anchísima brecha a corrientes más modernas, en costos y en realizaciones. Discurren los años 57 a 63 tensos hasta riesgo inminente: partidarios de 3. José CANET, asesor de la FAE al Rector, P. Marcelino de Tolosa; Madrid, 12 de julio de 1957. Esta noticia y el resto de las relativas a nuestras andanzas por los Ministerios, en C.c., cuyo autor es a la sazón el propio P. Marcelino, cronista fidelísimo. 4. Documento en ACL, G: "Expediente incoado por el Rdo. Ricardo de Lizaso, Ministro Provincial de los Frailes Menores Capuchinos de la Provincia de Navarra-Cantabria-Aragón, en solicitud de que sean declarados de interés social las obras de ampliación y reforma del Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo de Lecároz (Navarra)". 242
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