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acudieron el P. Rafael de Vidania, rector, con el P. Victoriano de Larráinzar y P. Dámaso de Elizondo. La reunión se celebró en San Sebastián. La sesión del 11 de octubre fue fatal. Se dio entrada al P. Calasanz de Urdax, que con sus calandrajos de futurible a nadie convenció, salvo a dos: al nuevo rector, P. Carlos de Vera y al presidente del Consejo Menor de Vizcaya, D. José Antonio Montiano; entre los representantes de Guipúzcoa suscitó va– cilaciones, que creo llegaron a afectar, con los días, al mismo Sr. Liquiniano, presidente de la AAA. Se lanzó la idea de un boletín trimestral. Como faltó precisión en los acuerdos, pidió el secretario del Consejo Ma– yor nueva convocatoria, en la que el Sr. Galán abogó por la proyectada RE– VISTA, contra la tesis de los PP. Carlos de Vera, y Calasanz de Urdax, terne en sus razones hipotéticas, que contradijo ardorosamente el P. Germán de Pam– plona. Puesto el tema a votación, venció holgadamente la mayoría favorable, aliviada con la ausencia del principal adversario. Y se dio luz verde a la marcha cultural de la revista LECAROZ, con las galas de "Organo de la Asociación de Antiguos Alumnos". "¡Ojalá que esa proyectada Revista -puntúa el P. Carlos en su C.c.- ten– ga éxito! No vaya a pasarle como al Icaro de la mitología con sus alas de cera" 110 • Precedió un Boletín Extraordinario, (número O) con informe sobre el "Le– cároz" ya en ciernes, bajo la dirección del profesor Vicente Galbete, cuya com– petencia fue baza decisiva; y con variada gacetilla acerca de la vida del Colegio y de sus ex colegiales. Por el mes de mayo de 1952 apareció el primer número, llamativo por las firmas, por sus 168 páginas (no se cuentan las de los anuncios) y por su pre– sentación flamante, que al sector disconforme se le antojó lujosa. Se prometió enmienda; y se procuró dar satisfacción. Antes de lanzarse a tan ardua empresa, tuvo el Sr. Galbete que asegurar– se de la autorización gubernativa, de la responsabilidad de un periodista titula– do (Jaime del Burgo), de un buen elenco de firmas prestigiadas, de la corres– ponsalía del Colegio y de los Consejos Menores, y de la solvencia presupuesta– ria con cargo a los suscriptores y a la publicidad. El tesorero del Consejo Ma– yor, José Pedro Murua, fijó las tarifas en 600, 350, 200, 100 pesetas, respecti– vamente, por página, media página, cuarto u octavo de página anunciadora. Al Sr. Montiano pareció excesivo el precio 111 • La autorización gubernativa está firmada el 8 de abril de 1952 por el Di– rector General de Prensa. No faltaron colaboradores literarios de renombre. Na– varra defendió su propuesta; Guipúzcoa se adhirió sin reservas, lo mismo que Alava; con algún leve reparo inicial, Vizcaya. Y personificó el común sentir de los ex colegiales su presidente electo, D. Modesto Liquiniano, fiado en que la publicación "ha de ser del agrado de los buenos profesores de nuestro Colegio de Lecároz" 112 • Llovieron las felicitaciones epistolares y no escasearon los repuntes finan- 110. Crónica conventual (C.c.) 25 de noviembre 1951: ACL. 111. J. Antonio Montiano a Vicente Galbete; Bilbao, 12 de diciembre de 1951 (id). 112. Modesto Liquiniano a Vicente Galbete; Narvarte, 20 de diciembre de 1951 (!bid.). 236
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