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conventual a la nueva tarifa anual, por alumno interno, de 2.l 60 pesetas. Al cur– so siguiente, 1942-1943, con el P. José Miguel de rector y administrador, el es– crúpulo no fue tanto para fijar el primero de los dos plazos en 2.270 pesetas. En 1946 se habían quedado tan rezagados que suplicaron a las familias, a modo de limosna (sin mencionar esta palabra) una aportación voluntaria de 250 a 300 pesetas. con que nivelar el presupuesto 91 • (Dispense el lector esta rei– teración involuntaria). 1.2. Comercio Oficial Aunque fui testigo y víctima de la innovación, aún no he logrado averi– guar si la provocó una oleada de optimismo o un ramalazo de pesimismo. Es el caso que el primer curso de la postguerra (1939-1940) se ensaya en el Cole– gio de Nuestra Señora del Buen Consejo de Lecároz una singular experiencia: se han admitido 240 alumnos para bachilleres y otros 25 para el Peritaje Mer– cantil. Textos, programas, exámenes, dependientes de la Escuela de Comercio de San Sebastián. Tradicionalmente, desde los tiempos del P. Llevaneras, hasta el año 1936, se habían simultaneado el plan de estudios de bachillerato con el llamado comercio libre, en el que predominaban las asignaturas de Cálculo Mer– cantil, Teneduría de Libros, Legislación Mercantil y taquimecanografía, con ple– no éxito en la promoción laboral. Al programar el curso 1939-1940 diversas preocupaciones parece se su– maron a las habituales: reverdecer las glorias del Colegio y recuperar el nivel de inscripción de los internos. Debió de antojárseles a los responsables que el bachillerato no bastaba a cubrir ambos objetivos; tampoco les pareció acorde con los tiempos nuevos una simple cultura mercantil sin título profesional. Y con la alegría inconsciente de la ignorancia se estableció el Comercio Oficial, con el que tuvieron que apechugar, por orden de la superioridad, profesores noveles con más afán que pedagogía laboral. Con el trienio se fue aquel primer ensayo. ¿Con el trienio? Un año antes: con los mismos responsables que lo in– tentaron y que al acometer una nueva experiencia, que al fin resultó compro– miso formal, dieron por cancelado el de la enseñanza de "Comercio Oficial". En efecto, la novedad que se anuncia al Valle del Baztán es la implantación del Externado a partir del curso 1941-1942 y la sustitución del Comercio Oficial por Cultura General o Comercio libre, a tenor de lo practicado hasta el año 36. 1.3. Alumnos Externos La apertura al "externado" se consideró gesto audaz del rector, P. Sera– fín de Tolosa, y no menos expuesto al fracaso que el del "Comercio oficial" . Quien se mostró más reacio, sin llegar a oponerse, fue el prefecto de dis– ciplina, P. José Miguel de Aldaz, que ya en 1938, cuando por excepción fueron admitidos media docena de externos, había comprobado que no eran vanos sus temores y recelos de un comercio ilícito (cartas, revistas, cigarrillos), nada be– neficioso para los internos. Hubo en 1908 un " Externado de Adultos", que se inauguró el 3 de no– viembre con seis alumnos de 12 y de 13 años, que aprobaron el ingreso ante el tribunal presidido por el padre rector, Bernardo de Artica. De ellos fueron 91. Lecároz, 8 de mayo de 1946: ACL, H-31 y L' 6, D-134: Copiador, t. 67 fol. 437. 220

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