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ra de Abastos. Tiempos heroicos de los transportistas. Los capuchinos de Ar– gentina, bien antes de 1a firma del protocolo Franco-Perón, tuvieron un gesto de generosidad con el Colegio de Lecároz, su hogar añorado 88 • Y desde Lecá– roz se buscaron influencias en los Ministerios, para poder atender honradamen– te a sus cuatrocientos y más moradores. No faltaron éxitos y contratiempos. He sorprendido una instancia del entonces rector y administrador a un tiempo, P. José Miguel de Aldaz, al Ilmo. Sr. Fiscal Provincial de Tasas de Navarra. Se le ha formado expediente por la compra de piensos, por contrato que ~onsta en el servicio Nacional del Trigo y por la de unos cuantos kilos de judías "ad– quiridos en las mejores condiciones posibles". Arguye el P. José Miguel cómo podrá mantener las 40 cabezas de vacuno, de que depende el desayuno de 300 colegiales internos, más otras 80 cabezas de ganado de cerda, asimismo desti– nado al Colegio; y cómo va a sustentar la olla, cuando no hay racionamiento de legumbres en Baztán y se requieren no menos de 5.000 kilos de judías para los 400 moradores de la residencia colegial 89 • Hasta artículo de lujo, como el café, estuvo un tiempo garantizado por la familia guineana de los Jones (1943, Wilwardo, Pablo, Miguel; su padre, pro– curador en Cortes), aunque de calidad inferior al expedido por el padre de los colegiales (Percances del camino). Todavía durante el curso 1939-1940 se servía a los colegiales dos princi– pios en la comida de mediodía, los jueves, domingos y fiestas calendaéas. El cronista del curso siguiente registra la variación: "Por la mañana - del éomin– go- las dos clásicas misas; y luego del recreo en el patio, la comida que ne•cons– ta de cuatro platos como siempre" . El régimen de austeridad afectó bastante más a los profesores que no a sus alumnos 90 • Angustias y no menguadas hubieron de pasar administradores y porteadores; porque una cosa es la ley y otra el imperativo cotidiano ce 400 comensales. La pensión anual por alumno, que, desde 1935, estaba fijada en 1.2)0 pe– setas, tuvo que aumentarse a 1.700 en 1939 y modificarse sucesivamente por el progresivo encarecimiento de los artículos de consumo. Al plantearse la cuestión para el curso 1941-1942, argüía el admi::listra– dor P. Pedro de Leiza con una irrefragable tabla de precios, de la que l;e des– prendía una relación de costos de 1:3,56. Por ejemplo: las judías habían enca– recido de 1 a 7 ptas. Kg.; los huevos, de 2 a 10 ptas. docena; carne (vacuno) de 3,30 a 9; manteca (de gran consumo en la tortilla) de 2,25 a 16 ptas. Klg.; leche, de 0,40 a 1,10 ptas. litro. Si en 1935, primer término de la comparación, se cobraban 1.200 pesetas por año y alumno, en 1941 no deberían ba_iar de 4.272,-. Pero como hasta los tiempos nuevos ha habido siempre en el Cole 5 io de Lecároz repugnancia medieval al cambio, con dificultad accedió el discretorio 88. Bergareche y Gil, agentes de Aduanas avisan desde Bilbao, 2 de noviembre de 1942 al nuevo administrador, P. José Miguel de Aldaz, que el tercer cuerpo de la guía acompaña al género llegado de Argentina para Lecároz, y se expide desde Bilbao por F.C. AP, Lecá~oz. Por testimonio oral rrie consta que se hicieron remesas importantes, especialmente de legum9re, a la provincia en general; y, por el presente documento, al Colegio de Lecároz en particular. 89. Lecároz, 18 de abril de 1944: ACL, cuadernos PJM (hoja suelta, copia a miquina). 90. Fr. Ignacio de Pamplona, min. prov.; Pamplona, 29 de diciembre de 1939: ACL, D,134. 219

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