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perador efectivo en aquellos preliminares, y otra tercera que no se determina. Les sirvieron sopa, buen cocido, carne asada, pollo, postres de leche, café y li– cores (sic). Examinada la hijuela anegadiza Caracoch-Achoborroa, para cuya compra y drenaje y primeras construcciones puede garantizar el señor Plaza muy im– portantes donativos, pide y recaba Llevaneras autorización del Definitorio Ge– neral de la Orden capuchina y se entrega a una briosa campaña epistolar, como primer resorte bancario. Halló cierta oposición en algunos religiosos de la provincia de Navarra; tampoco faltaron baztaneses que intentaron desviar la atención del Rdmo. ha– cia Narvarte, con la oferta presunta de un cierto palacio viejo; ni quienes re– frescaron la memoria del fracasado intento de fundación capuchina en tiempos pasados, por la oposición de algunos de sus ediles 3 • El Sr. Ubillos, residente a la sazón en Pamplona, puso sobre el tapete la oportunidad del palacio de Lamiarrita, que lamentablemente --escribe Fr. Ber– nardo-- no se aceptó, por considerar poco céntrico su emplazamiento. Y lanza la hipótesis de que bien pudiera deberse tanta .generosidad a que el padre de don Manuel había comprado el convento de capuchinos de Vera "a gobiernos revolucionarios" y lo había vendido, piedra a piedra, para usos serviles 4 • Se ocupa Llevaneras de la nueva fundación como si solamente por ella estuviera ejerciendo el cargo de ministro provincial, siendo así que cualquiera de los otros compromisos podían parecer absorbentes: el floreciente noviciado de Fuenterrabía; la disciplina de los "díscolos"; las construcciones en marcha de los conventos de la Ayuda (Barcelona), San Antonio (Madrid), Bilbao, Olot y últimamente el de Sarriá; las gestiones con el Ministerio de Gracia y Justicia para obtener la exención del servicio militar de sus estudiantes de teología como futuros candidatos de las Islas Carolinas y Palaos; las obligaciones contraídas con la reciente aceptación de misiones tan aventuradas como las de la Guajira y los arhuacos de Sierra Nevada... Asombrosa capacidad la de este hijo del "Maresme". No disgusta a su Rdma. el solar escogido, aunque rezume humedades; tampoco le desazona el clima; le interesan en cambio, antes de comprometerse oficialmente, garantías de buena acogida y de ayuda sucesiva. D. Joaquín Plaza, en respuesta a sus consultas, puede ofrecerle, como pri– mera contribución del pueblo de Lecároz, tierras y prados por valor de 6.500 duros y promesa, que cumplieron, de importantes donaciones en metálico. En Elizondo -continúa D. Joaquín- mucho puede esperarse de D. Melitón Iturria, por buen cristiano y de mucha hacienda; quizá pueda esperarse otro tanto de 3. Previo consentimiento de la mayor parte de los jurados y diputados del Valle del Baz– tán, se alojaron el 17 de septiembre de 1727 dos religiosos capuchinos en el palacio Arrechea de Elizondo, con intención de fundar un convento; pero por las marrullerías de algunos disconformes se vieron obligados a abandonar casa y proyecto. CLAUDIO ZUDAIRE, De bazarres y consisto– rios del Baztán en el siglo XVIII,en "Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra", XI-32(1979), 221-247. 4. Fr.BERNARDO DE ZUGARRAMURDI: "No ce como principiar..." Relación autó– grafa, fechada el 25 de julio de 1915:ACL, A-9. 20
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